Muy interesante reflexión de Alejandro Rozitchner sobre una de las grandes taras argentas. Yo insisto, se trata de un problema cultural, de valores:
Toda la discusión acerca del aumento de los servicios públicos está falseada por un aspecto importante: no existe en la ciudadanía la sensación de que sea justo pagar por los servicios.
Sea cual sea el nivel de las cifras a pagar, los impuestos y servicios, que no son exactamente lo mismo, suelen ser considerados meras injusticias.
Es injusto que nos cobren, sentimos, cuando en realidad corresponde que todo servicio o prestación sea retribuida como merece.
En este caso, como hay empresas fuertes (y las empresas en la moral del populismo son entidades malignas) y como el país no supera algunas de sus crisis básicas, queda como un acto de profunda injusticia la necesidad de ajustar las tarifas.
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