Acá un relato sobre los tres jardineros que conozco: Abelardo, el que corta el césped en casa cada lunes; Fidelino, el responsable del jardín de rosas de mi suegra; y Filberto, el encargado de no regar el cactus de los abuelos de Esposa. Tres hombres, dos países, una historia similar.
Abelardo cruzó la frontera hace 30 años. Trajo consigo una bolsa con la ropa suficiente para abrigarse del frío del desierto. Nada más. Me llamó ayer a la tarde para pedirme que le pegue una leída al contrato por el cual está adquiriendo su nuevo juguete: un "carro" de 30 lucas.
- "No veo que diga nada sobre el financiamiento, Don Abelardo" –le dije.
- "Es que lo estoy pagando con cash" –me responde.
Fidelino llegó hace 25 años, casi igual como llegó Abelardo, sólo sin abrigo. Comenzó trabajando como jornalero para un jardinero japonés, de quién aprendió el oficio. Con él trabajó por 15 años, hasta el día que el ponja pasó a mejor vida. Antes del funeral, los clientes comenzaron a llamar a Fidelino, a quienes consideraban el heredero del negocio. El hombre es famoso por su resistencia física. No hay sabados o domingos de descanso en su vida, parte de casa a las 6 de la mañana y está de regreso a las 8 de la noche. Siete días a la semana. Pero tanto trabajó rindió sus frutos. Hoy su empresita tiene 8 empleados (a quienes, por pera, les paga $150 diarios). Y acaba de terminar una remodelación de su casita. La cuenta final pasó los cien mil dólares.
Filberto llegó hace 30 años y, al igual que los sujetos mencionados anteriormente, nunca fue a la escuela, por lo que siempre se asombró al ver a su hijo tan interesado en los libros. "Le encanta leer, no hace otra cosa el muchacho" –decía con orgullo. Por ello, no fue tan grande la sorpresa cuando el muchacho, luego de finalizar al tope de su clase en el secundario, anunció que había sido becado para estudiar en una de las mejores universidades del país.
Gente honesta que se rompió el alma y tuvo su premio. Es imposible para mí no pensar que habría sido de estas tres almas de no haber cruzado la frontera.
A mi Abelardo no me engana. ese wagon es para contrabandear ilegales!
ReplyDeleteAyer el venerable diario rosarino La Capital cumplio 140 años, y sacó un suplemento especial dedicadoa 140 rosarinos ilustres. Uno de ellos es un destacado colega, que abre la entrevista con una frase que define la realidad del Argentine Dream: "Cuando me recibí de arquitecto pensé que iba a cambiar el mundo. Ahora me doy cuenta que se me hace difícil cambiar el auto".
ReplyDeleteOK, todo bien, pero. ¿de Dignidad ni hablamos, no?
ReplyDeleteUno lo sabe pero impresiona ver los casos puntuales.
ReplyDeleteParece que fuera un misterio, pero es nada más que dejar que la gente labure de lo que quiera y como quiera y que se quede con el producto de su trabajo (after taxes).
¿Por qué será tan difícil de entender?
3 historias,
ReplyDeleteJosefina, Marta y Lidia.
Josefina dejo de trabajar en el campo porque usurparon su tierra para hacer un Hotel. Decidio cruzar la frontera, la mataron por ilegal.
Marta tenia un restaurant en la esquina Sarmiento, tuvo que cerrar porque llego Mc Donalds. Decidio cruzar la frontera, ahora tiene un auto y una casa y trabaja para Mc Donalds en EEUU
Lidia, trabajaba para una industria de autos. Esta cerró cuando decidieron hacer un boicot financiero en su pais tercer mundista. Lidia se mudo a EEUU, tiene 3 trabajos, pero tambien se compro un auto.
QUE BUENO!!
Andres L.
Anonimo, creo que deberías informar de estos hechos a la opinión pública mexicana porque no deben estar enterados, ya que siguen cruzando la frontera en grandes cantidades.
ReplyDeleteVer tu comentario 5 meses despues de la fecha del post me hace pensar que sos un nuevo lector beneficiado por nuestra reciente política de comentarios abiertos. Sos bienvenido, pero te recomiendo que tus fuentes de información sobre este tema sean mas serias que los MP3 de Molotov.
anonimo es amigo del punto rojo tirado a left en el test de politalcompass. Hay que investigar hacia adentro.
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