José Luis Espert sostiene que el "Indeccidio" se encuentra en su etapa final.
Insisto, mi país es un dibujo. Y nos encanta:
Una cosa que llama la atención del gobierno de Néstor Kirchner es cómo, sin prisa ni pausa, acrecienta su poder al extremo, aniquila el concepto de "república" y nos asemeja a la desopilante Venezuela de Hugo Chávez. Es más: ni siquiera se ha detenido ante las estadísticas del país de todos los argentinos. La vocación hegemónica va por todo.
Alardea de tener $ 25.000 millones de superávit fiscal a pesar de que las variaciones de la deuda neta de activos y pérdidas patrimoniales dicen que es de cero, a lo cual habría que sumar el déficit de las provincias. Las exportaciones a precios de 1993 (Cuentas Nacionales) en el primer semestre crecieron el 8,6% anual, el doble de lo que lo hicieron en cantidad (Indec) en el mismo período. Nunca había ocurrido antes. Las importaciones en cantidad, que en los primeros ocho meses habían crecido al 23% anual, sólo lo hicieron el 13% en septiembre, mes anterior a las elecciones, con el consumo creciendo a todo vapor. Se ve que hay que mostrar como fuere la existencia de superávits gemelos. En el primer semestre, la actividad industrial oficial creció el 6,4% respecto del mismo período de 2006 e increíblemente se aceleró durante la severa crisis energética del pasado invierno, al expandirse al 6,9% anual entre julio y septiembre.
Pero para el Gobierno, no hay indicador tan necesario de falsear como la inflación. De ella dependen la medición de los salarios reales, la canasta básica, la pobreza, la indigencia, la equidad distributiva, el 41% de la deuda pública que es la que se ajusta por CER (coeficiente de estabilización de referencia) y la reedición del Pacto Social de Gelbard, de 1973, que pretende llevar a cabo la presidenta electa.
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