Enrique Szewach sostiene que con inflación de 20%, es tiempo de macro, no micro:
Sin embargo, lo que sorprendió del discurso de Cristina, además del cambio extraordinario en el tema educativo (por primera vez, en un discurso público, un gobernante argentino reconoce que no es sólo con plata que se arregla el problema educativo y que los docentes tienen que saber más que los alumnos), es el hecho de que haya renunciado, explícitamente, a los mecanismos de control de precios y a establecer pautas salariales indicativas. Fue cuando planteó, con todas las letras, que no fue votada para ser «gendarme de la rentabilidad empresaria» o «mediar en una interna sindical». Creo, respetuosamente, que se equivoca. Su marido le deja, entre otras cosas, una inflación alta y expectativas de aceleración junto con la necesidad de cambiar precios del sector energético, dramáticamente atrasados. En ese contexto, o se modifica la política cambiaria, revaluando el peso, o se camina hacia un superávit fiscal y una moderación en el crecimiento del gasto, muy superior a lo anunciado. O no queda más remedio, si se insiste con «la revolución K», que complementar las medidas fiscales, el «anclaje» del tipo de cambio y los ajustes de precios energéticos, con la « coordinación de expectativas» que surge de algún tipo de «control de la rentabilidad empresaria» y freno a las aspiraciones salariales sindicales.
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