Yo insisto, espero que no sea sintomático de lo que le espera al país, pero me sorprende la dificultad de los Kirchner para pasar la prórroga de la emergencia económica por el senado. Lo que hasta hace unas semanas era un mero trámite formal se les está haciendo cuesta arriba.
Más que de un arranque de independencia legislativa y principismo sobre la separación de poderes, me temo que se trata de una cuestión de sobres. No llegaron o llegó menos de lo que esperaban.
Por otro lado, como dice el compañero Blogovido, si en la Argentina está todo fantástico, ¿por qué seguimos en emergencia?
Es que más allá de los titulares de los diarios, las estadísticas truchadas del indek y el entusiasmo de tanta gente, las cosas en el país están lejos de ser fantásticas. Se trata de la bendición de Santa Soja. La soja es a los Kirchner lo que el petróleo es a Chávez. Prendámosle velas a San Benito Camelo para que los chinos la sigan demandando porque sino la vamos a tener que usar de enema.
Es increíble, pero seguimos creyendo que aprovechar el contexto internacional de altos precios de los commodities que exportamos y la consecuente repartija de esa renta extraordinaria equivale a crecimiento genuino en base a inversiones productivas. Y lo más patético del caso es que ni siquiera nos damos cuenta de que el único motivo por el que el país puede aprovechar este excelente momento internacional es gracias a las masivas inversiones de los 90.
Quiero ser el primero en decirlo.
Cuando toda esta ristra de nuevos experimentos populistas en la región termine como todo el mundo sabe que va a terminar, la culpa será de la economía de mercado, del neoliberalismo, de los yanquis y de la derecha.
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