Carlos Escudé, un amigo de la casa, sobre los populismos de América latina.
Se las hago corta. Existe un populismo malo y un populismo bueno. El bueno es el que me es afín ideológicamente.
El destacado analista se regocija porque el nuestro es el país de América latina en que más se redujo la pobreza durante 2006.
Lo que aparentemente Escudé no termina de entender o entiende pero no considera importante es que la disminución transitoria de los índices de pobreza mediante el reparto masivo de subsidios y asistencialismo directo e indirecto es pan para hoy y hambre para mañana.
La plata en algún momento se termina y volveremos a los mismos problemas de antes.
"El bueno es el que me es afín ideológicamente"
ReplyDeleteo mas afin a su bolsillo?
Me temo que las dos cosas.
ReplyDeleteLuis, Escudé entiende. Es cualquier cosa, menos burro.
ReplyDeleteSi como dice Carlos, no es un burro, pero es un piola barbaro!
ReplyDeleteMe parece que este "comentario" es un comentario de un trabajo publicado en FRIDE por Susana Gratius: " La tercera ola del populismo...".
Para que no quede como una copia,introduce ejemplo de Africa(?!) y de los balcanes(ensalada rusa incomible).
Sin embargo creo que debemos rescatar algo, esto cuando habla de nuestra BURGUESIA PREBENDARIA.
Sin este componente(que incluye a la burguesia sindical)este modelo de chantas es inviable.
ramon cassino
Es interesante lo que dice Escudé. Pero me parece que sus juicios están sesgados contra quienes defendieron el "modelo" de Menem (sus amigos del CEMA), entre quienes él se contó, y se arrepiente ahora. Él es un provocador, y cumple bien su rol.
ReplyDeleteRecuerdo los días esperanzados de 1989/91. Sabíamos que el peronismo no iba a hacer una aplicación muy limpia de las ideas de mercado. Sabíamos que todo iba a ser hecho en forma parcial, sin tocar a muchos grupos, sin cambiar muchas cosas. Pero no quedaba más alternativa que apoyar eso (no es que tuviésemos mucha influencia). Si no lo hacía un peronista, no lo iba a hacer naides. Con Cavallo al timón, un elefante en un bazar, un pragmático megalómano, podía pasar cualquier cosa.
Salió mal, pero esta idea de los populismos malos (Menem/Fujimori) y los buenos (K) no me cierra. Me resulta bastante superficial. Se enfoca en ciertos elementos que han cambiado, pero han vuelto otros tanto o más nefastos, que muchos parecen haber olvidado.
Es notorio, demasiado notorio, que este gobierno está aprovechando una situación internacional extremadamente favorable. Sus méritos son escasísimos. No se hace nada que vaya a dar algún rédito a futuro, nada. Sólo se mantiene la "paz social", quizás ése haya sido el mérito de los K. Pero ya luce como un legado misérrimo.
Así como Menem con la deuda, estos K están gastando todo lo bueno de los ´90s en una orgía de "reducción de pobreza" (y alguna que otra cosa). Pero la pobreza no es algo estático, no es la viruela con la que terminás con una vacuna.
Cuando la situación deje de ser tan favorable a la Argentina como lo es hoy, no va a quedar nada que sostenga a los pobres o actuales ex-pobres.
Cuando venga la época de vacas flacas, quizás falten muchos años para ello, vamos a seguir con la misma economía con una competitividad bajísima, con los mismos sindicatos y leyes laborales paleozoicos, con el mismo centralismo paralizante, con la misma sociedad civil pigmea, con la misma mentalidad antiempresaria, con la misma idea de que todo hay que hacerlo rápido porque nada dura, con las relaciones con nuestros vecinos deterioradas, con una infraestructura agotada como en los ´80s, el mismo país bananero.
No sé si se podía haber hecho otra cosa, en esto sí coincido con Escudé. Esa es la tragedia argentina.
Pero que sea bueno, o mejor que los ´90s de Menem, en eso no coincido.
Como dice Ramón, lo que hay para destacar es que menciona a la burguesía prebendaria. Si los K hubiesen hecho algo para retirar privilegios a esa banda de sanguijuelas, como Protejer y la UIA, ahí sí podríamos hablar de algo mejor o comparable a los ´90s.
Pero las raíces de la decadencia y de la pobreza gozan de una salud excelente.
Y las instituciones y valores que quizás alguna vez nos permitan salir de ser un país de cuarta, no dejan de ser pisoteados cada día con un entusiamo perverso.