Agustín Monteverde sostiene que el gobierno kirchnerista, en una primera etapa, decidió reemplazar el control de la inflación por el control del índice de inflación y después directamente avanzó sobre el control de la información que consumen los votantes.
Pero no importa, todo sirve en el afianzamiento de la Patria Progresista:
Es que no es sólo una cuestión de imagen. También está en juego la caja, verdadera espina dorsal del poder kirchnerista. Es que con cada punto de inflación que se oculta se ahorran casi u$s 600 millones de ajustes a aplicar sobre la deuda indexada por CER (entelequia elaborada para evitar hablar de indexación por inflación). A ello hay que sumar los ajustes e intereses que deberían aplicarse en el tiempo sobre ese mayor capital ajustado. Jugoso rendimiento para el gobierno el de la digitación de la inflación, aunque ello signifique una nueva quita a los futuros jubilados, que fueron forzados por el mismo presidente Kirchner a recibir esos títulos en el momento de la reestructuración de la deuda.
Todo sirve. La subestimación de la inflación tiene como contracara -no menos beneficiosa políticamente- la sobreestimación del crecimiento económico. Es que el crecimiento se mide a través del PBI a precios constantes. Y para ello, al PBI a precios corrientes se le aplica como deflactor de algunos componentes la inflación minorista y mayorista. Si el deflactor es pequeño, el resultado -el PBI- es mayor. He aquí un buen motivo para comprar cupones ajustables por PBI y vender bonos ajustables por CER.
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