Muy relacionado con las preguntas capciosas del otro día sobre este tema, Juan Carlos De Pablo se ocupa del “tren bala”:
El Gobierno nacional no se dignó mostrar cuáles serán los beneficios y los costos de instalar y hacer funcionar el referido tren bala, pero no hay que ser un genio para darse cuenta de que no hay ninguna relación entre los beneficios y los costos. ¿Y si en vez de hacer tantos cálculos vamos a Puerto Madero para admirar cómo se desplaza vacío el tranvía? Teniendo en cuenta, además, que el proyectado tren bala costaría trescientas veces lo que costó el referido tranvía. Sí, trescientas veces (de presupuesto, veremos cuánto termina saliendo).
A la luz de esto no solamente me preocupa la liviandad con la cual se lanza un proyecto de estas características, sino la naturalidad con la cual parece ser aceptado sin más por el resto del cuerpo político, los economistas y el resto de la sociedad. Me parece que estamos todos un poco locos. Vivimos en un país donde el traslado cotidiano de los pasajeros, en medios masivos de comunicación, deja bastante que desear; vivimos en un país donde a pesar de "lo rápido que están trabajando", buena parte del trayecto vial que une Rosario con Córdoba sigue teniendo un carril por mano. ¿Tanto cálculo hay que hacer para tomar una ínfima parte de lo que insumirá el tren bala, para finalizar la referida obra vial?
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