En cuanto a los mapuches en Chile y que tal vez pase algo como en España, con autonomía para que después pidan independencia:
Ni a palos. Y de ocurrir algo tendría que ser como propone Blogóvido: se van y, como se dice en chileno, se van a la cresta. Nada de servicios ni futuras reparaciones; a vivir en hoyos y rucas (chozas de paja) como cuando llegaron los españoles. Así lograrán el nivel de Bolivia en 10 años y el de Haití en una generación, pero la flora y la fauna, ¡para qué les cuento! Va a estar preciosa.
Hay justicia en los reclamos mapuches porque han sido los perdedores de todo lo que ha ocurrido en Chile en los últimos 500 años. Gran parte del territorio ancestral de ellos no fue incorporado a Chile sino hasta después de la Guerra del Pacífico (1879-1883) cuando tropas con basta experiencia en acciones grandes (desembarcos, invasiones de territorio hostil, "pacificaciones" de áreas enormes en Perú y Bolivia) convencieron a los mapuches de que más resistencia era sencillamente suicida. El alcohol selló el asunto. Pero lamentablemente, junto con tantos otros pueblos cuyas causas pueden ser justas, los mapuches ahora se han prendado del discurso y las ideas de la izquierda y sus acciones imitan el terrorismo de otros "oprimidos." Pienso que es extremadamente difícil que 15 millones de chilenos aguanten el chantaje de unos miles de delincuentes que pretenden representar a 1 millón de mapuches. El gobierno que quiera "devolverles" algo va a tener que, literalmente, enfrentarse al resto del país. Y con ataques terroristas los mapuches no llegan a ninguna parte: sólo se ganan el desprecio de la ciudadanía.
Los líderes mapuches del movimiento de todas las tierras anhelan una confrontación. Sería trágico que se les diera en el gusto, pero si en los atentados corre sangre, pronto se verán confrontados al estado. Por el momento se les ha tratado casi con guantes de seda para no herir susceptibilidades políticas (un gobierno de izquierda no puede maltratar a los pobres oprimidos), pero la gran mayoría de los chilenos sabe para qué lado quiere que el país marche. Si algunos mapuches (y debe quedar claro que estos no son ni una mayoría de la población mapuche chilena ni tampoco una minoría de cuidado y representativa) quieren tirar del sentido opuesto, deberán atenerse a las consecuencias.
Finalmente no pienso que el ejemplo de España calce aquí, aunque es cierto que para allá van los tiros. Las regiones vasca y catalana ya eran en el siglo XIX las dos más ricas e industrializadas de la península: aunque derrotados a finales del medioevo, vascos y catalanes se las habían ingeniado para ser importantísimos en la economía y cultura de España. Los mapuches son los más pobres de Chile y su región es la más pobre también. No tienen ni el peso económico, ni cultural, ni demográfico de las regiones más lloronas por el separatismo en España.
Pero, por favor, que les den una buena cantidad de tierra y que se vayan todos a vivir ahí su vida ecológica sustentable.
ReplyDeletePero una vez que se van, no hay regreso. Y nada de pedir electricidad y cosas por el estilo.
En cuanto a los mapuches en Chile y que tal vez pase algo como en España, con autonomía para que después pidan independencia:
ReplyDeleteNi a palos. Y de ocurrir algo tendría que ser como propone Blogóvido: se van y, como se dice en chileno, se van a la cresta. Nada de servicios ni futuras reparaciones; a vivir en hoyos y rucas (chozas de paja) como cuando llegaron los españoles. Así lograrán el nivel de Bolivia en 10 años y el de Haití en una generación, pero la flora y la fauna, ¡para qué les cuento! Va a estar preciosa.
Hay justicia en los reclamos mapuches porque han sido los perdedores de todo lo que ha ocurrido en Chile en los últimos 500 años. Gran parte del territorio ancestral de ellos no fue incorporado a Chile sino hasta después de la Guerra del Pacífico (1879-1883) cuando tropas con basta experiencia en acciones grandes (desembarcos, invasiones de territorio hostil, "pacificaciones" de áreas enormes en Perú y Bolivia) convencieron a los mapuches de que más resistencia era sencillamente suicida. El alcohol selló el asunto. Pero lamentablemente, junto con tantos otros pueblos cuyas causas pueden ser justas, los mapuches ahora se han prendado del discurso y las ideas de la izquierda y sus acciones imitan el terrorismo de otros "oprimidos." Pienso que es extremadamente difícil que 15 millones de chilenos aguanten el chantaje de unos miles de delincuentes que pretenden representar a 1 millón de mapuches. El gobierno que quiera "devolverles" algo va a tener que, literalmente, enfrentarse al resto del país. Y con ataques terroristas los mapuches no llegan a ninguna parte: sólo se ganan el desprecio de la ciudadanía.
Los líderes mapuches del movimiento de todas las tierras anhelan una confrontación. Sería trágico que se les diera en el gusto, pero si en los atentados corre sangre, pronto se verán confrontados al estado. Por el momento se les ha tratado casi con guantes de seda para no herir susceptibilidades políticas (un gobierno de izquierda no puede maltratar a los pobres oprimidos), pero la gran mayoría de los chilenos sabe para qué lado quiere que el país marche. Si algunos mapuches (y debe quedar claro que estos no son ni una mayoría de la población mapuche chilena ni tampoco una minoría de cuidado y representativa) quieren tirar del sentido opuesto, deberán atenerse a las consecuencias.
Finalmente no pienso que el ejemplo de España calce aquí, aunque es cierto que para allá van los tiros. Las regiones vasca y catalana ya eran en el siglo XIX las dos más ricas e industrializadas de la península: aunque derrotados a finales del medioevo, vascos y catalanes se las habían ingeniado para ser importantísimos en la economía y cultura de España. Los mapuches son los más pobres de Chile y su región es la más pobre también. No tienen ni el peso económico, ni cultural, ni demográfico de las regiones más lloronas por el separatismo en España.
Sergio