Interesante la editorial de hoy de La Nación.
Comparto aquello de que uno de los rasgos más marcados de los países a los que les va como Argentina es la improvisación permanente y la incapacidad manifiesta de actuar preventivamente.
Somos una sociedad que actúa convencida de que, por ejemplo, la seguridad vial pasa por un imán de la Virgen en el tablero del auto y una escobita bendita colgada del espejo retrovisor.
Pero me pregunto si la Argentina necesita realmente un “plan estratégico”.
Sin duda es fundamental lograr un consenso de mínima sobre no más de tres o cuatro temas centrales que sirva de piso de racionalidad sobre el que movernos. Ya lo dije varias veces por acá.
Pero me parece una muy mala idea volver a creer que la salvación pasa por un grupo de iluminados, en el gobierno u otra área, que le va a decir a cada argentino qué tiene que hacer con su vida.
Insisto con lo mismo de siempre, es mucho más eficiente establecer un conjunto de reglas de juego estables (el menor número posible) y dar la mayor libertad posible para crear, trabajar, producir, inventar, comerciar y disponer de su propiedad y trabajo. Nos vamos a sorprender de los resultados.
Racionalidad... vos pedís mucho, me parece.
ReplyDelete