Jorge Ávila vuelve a explicar que en realidad, como no me canso de repetir por acá, el rey siempre estuvo como Dios lo trajo al mundo:
Ámbito Financiero en su edición de la fecha e Infobae en la del 12 de abril identificaron el núcleo del fracaso económico del gobierno kirchnerista: sostenidas reducciones de la inversión externa directa en el país y de la participación argentina en las exportaciones mundiales. La primera es una medida de la confianza que inspira el país; la otra, de su competitividad internacional.
Merced a una convertibilidad à la Kirchner de 3 x 1 y a un superávit fiscal más o menos alto, que han contribuido a crear un clima elemental de estabilidad, y a una aguda suba del precio de las materias primas, este gobierno ha podido hacer bandera con un fuerte crecimiento del PBI en el período 2003-2007. Pero a no engañarse. La clave del éxito económico de largo plazo de un país estriba en la capacidad de incentivar la radicación de inversiones extranjeras y en la mejora de la participación de sus exportaciones en el comercio mundial.
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