Cristián, si crees que Platón no estaba en contra de que el hombre común opinara, entonces no has leído o no has entendido ni República, ni Leyes, ni Estadista, todos de Platón. En República, Platón, a través de Sócrates, expresa su desprecio a la opinión del vulgo y deja muy claro que en el estado que él plantea, la opinión de los líderes debe ser cuidadosamente moldeada mediante una estricta censura. Los trabajadores (el "hombre común") no reciben más educación que la necesaria para continuar el trabajo de sus padres. A partir de ahí, Platón pierde interés en el vulgo y se dedica a los guardias y los filósofos-reyes, que son las personas que verdaderamente le importan. En República no hay ágora porque para Platón es superflua.
Es fundamental entender a Platón antes de decir que no estuvo en contra de que el hombre común opinara. Platón fue un dedicado, decidido, y permanente enemigo de la democracia. Su idea de la división de labores es contundente: cada cual hace lo suyo: el obrero trabaja, el guardia vigila, el filósofo-rey gobierna. Que un obrero se metiera a opinar en lo que no le correspondía era el peor pecado para Platón y ponía en peligro la estabilidad del estado. El ágora era un gallinero para Platón, por eso fundó su Akademia en las afueras de Atenas y sólo para jóvenes y hombres que quisieran ser instruidos en el arte de gobernar, y este arte de gobernar era antidemocrático, no participativo. Es por eso que de su Akademia salieron sólo tiranos, golpistas y dictadores, además de un famoso maestro de imperialistas (Aristóteles). Ni un solo demócrata cruzó por ahí porque la Akademia no era para ellos.
Cuando dices que Argentina se hubiese ahorrado muchos problemas si hubiera seguido el criterio de que "el gobierno de los mejores es el mejor gobierno" te declaras un platonista, como muchos antes que tú: el vulgo no sabe, sólo quiere pan y circo, hay que tratarlo como a un niño, tenerlo contento, y nosotros encargarnos de lo verdaderamente importante. También dejas abierta la cuestión de cómo decidir quiénes son los mejores; quién decidirá por ti; aquellos que decidan acaso tomarán en cuenta tu opinión, etcétera. Por supuesto, el origen antidemocrático de la premisa es inescapable: que otros decidan por mí porque decidir me asusta, es mucho trabajo, mucha responsabilidad; prefiero que los capaces decidan para que el vulgo no vaya a meter la pata.
A Platón lo asustó toda su vida la democracia bulliciosa de Atenas, esa que igualaba a un albañil del Pireo hijo de inmigrantes con Platón, heredero de una fortuna y de noble línea; esa que podía cometer terribles errores, y sencillamente olvidó que la tiranía comete errores peores sin ningún control. Los generales atenienses condenados a muerte por la democracia porque no auxiliaron a los heridos en una batalla aceptaron su destino como el enorme precio a pagar por tener democracia. En una tiranía, los generales o habrían muerto igual, o habrían derrocado al tirano para hacerse ellos con el trono. Para mí la diferencia es obvia.
Si quieres un gobierno de "los mejores" y crees que eso le hará bien a Argentina, allá tú; es tu país, no el mío. Yo prefiero los errores de la democracia. No siempre los mejores gobiernan, pero tengo la garantía de que los malos no durarán mucho. Y Argentina no ha ido de mal en peor por la democracia, porque la mayoría mande, sino porque desde 1930, entre militares, peronistas, y extremistas de izquierda, han luchado por erguirse como "los mejores", los que verdaderamente saben y el resto a callar. Vengo de una sociedad autoritaria y entiendo la tentación de desvirtuar a la democracia. El fantasma de la dictadura de la mayoría está siempre presente. Pero dudo que la solución sea menos democracia y un despotismo ilustrado que, muy probablemente, será el gobierno de déspotas sin ninguna ilustración.
Sergio
http://www.robertlstephens.com/essays/shafarevich/001SocialistPhenomenon.html#pagestart_2
ReplyDeletePlatón anda pasando la página 6 aprox.
Enjoy!
El tema central que ya mencionaron por ahi es que en política lo perfecto es enemigo de lo bueno, pero en modo superlativo. El gobierno de los mejores sería un buen fondo temático para "El oro del Rin", "El señor de los Anillos" o La Alemania de Hitler, pero la idea de seleccionar mejores implica alguien mejor aun que los seleccione (hace falta explicar la inaplicabilidad del concepto?). Se cae en que los "mejores" se elijen a si mismos, y eso termina en desastre. Como se mencionó tambien, eso es lo que tenemos acá, los políticos argentino siempre se han comportado como si fueran los mejores, elegidos democráticamente o no.
ReplyDeleteEl deseo del gobierno de los mejores es una utopía propia de una adolescencia aún incapaz de digerir la frustración.