La Nación presenta una serie de notas sobre Brasil. Ese medio sostiene que el país de Lula avanza firme hacia el “milagro económico” y que las claves son el optimismo y la pujanza.
¿Es tan así? Personalmente no hablaría (todavía) de “milagro” económico ni de ningún otro tipo. Al ritmo actual, a Brasil le llevaría 50 años tener un ingreso por habitante como el de Portugal.
Pero, contra todos los pronósticos, principalmente de los que lo votaron masivamente la primera vez, Lula no resulto el desastre que muchos anticipaban. Se limitó a unos cuantos gestos populoides para la perrada brasuca y a hacer la plancha sobre los avances de los gobiernos anteriores. No es poco decir.
¿Lecciones para los argentinos, tan amantes de los atajos a ninguna parte? Muchas.
Sin devaluaciones masivas, sin confiscaciones ni cesaciones de pagos, sin destrucción generalizada de contratos ni del sistema financiero, Brasil sigue creciendo. A tasas moderadas, pero creciendo.
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