Aug 22, 2008

La Dignidad rutera

Me suelen resultar muy interesantes las columnas de Marcos Aguinis cuando se dedica a analizar la actualidad argentina o a dar alguna clase de historia sobre el conflicto árabe – israelí. Me temo que cuando se larga a hablar de economía cae en los mismos vicios dirigistas que el promedio de los argentinos.

Hoy se despacha sobre el “plan Laura”. Pensé que había quedado sepultado en el cajón de los disparates, en el mismo donde junta polvo el reactor de fusión nuclear de Perón, los submarinos nucleares de los militares y el “tren bala” kirchnerista entre otras genialidades populistas, pero aparentemente ha resurgido de entre las cenizas.

Aguinis se entusiasma con la construcción de una red de autopistas sin peaje de 15.000 kilómetros, que sólo sería superada por la de EEUU, Canadá y China.

Me temo que se trata de otro de los tantos proyectos faraónicos con el objetivo de ganar prestigio internacional y satisfacer el ego nacionalista de tanta gente.

¿Por qué 15.000 kilómetros y no 14.000 o 20.000?

¿Hay algún estudio de tránsito que justifique la inversión? Según ese criterio, en algunos tramos de la red de rutas nacionales seguramente se justifica plenamente el agregado de una vía en sentido contrario, pero en la gran mayoría no.

¿Quién financiaría la inversión? Si no es con peaje, ¿aumentaría el impuesto a las naftas? No tengo cifras nuevas, pero durante los 90, cuando apareció por primera vez este esperpento, se hablaba de unos 2 millones de dólares por kilómetro de autopista. Es decir, unos 30.000 millones de dólares para empezar a hablar.

¿A cargo de quién estaría la construcción y mantenimiento? ¿Concesión a empresas privadas o vialidad nacional?

¿Hay algún estudio que demuestre que la prioridad para Argentina debe ser mejorar las rutas existentes en lugar de construir nuevas?

Lo que es peor, ¿a alguien le importan esas cuestiones? Me temo que no. Tener una red de autopistas suena espectacular, te da ínfulas de desarrollado, la modernidad por un tubo, y en el fondo se trata de sentirse bien.

(Gracias Anónimo por el link)

17 comments:

  1. Si es tan fantástica la idea del Sr. Laura, por qué no se dedica a reunir inversores y construir todas las autopistas que se le dé la gana para luego usufructuarlas mediante el cobro de peaje.

    En Argentina las decisiones no las toma el mercado, sino el burócrata que todos llevamos dentro y que puede acceder a una cuota de poder. Pero nunca a propio riesgo. Siempre con la guita de los demás a quienes se los saquea compulsivamente.

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  2. Laura sabe perfectamente que no es ni remotamente rentable. Por eso mismo es conciente que la única posibilidad que tiene de mandarse el negociado es con el estado.

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  3. Luis, según tu opinión, ¿No sería más factible que la financiación de esos kilómetros de autopistas se haga a través del sistema de peaje?

    Por otro lado pensá que la mayoría de las rutas argentinas son carreteras obsoletas de los años 1930 y que no se adecuaron al aumento del parque automotor nacional. Y tampoco te olvides que la mayor parte de los accidentes de tránsito en esas rutas se da a través del choque frontal. Con una autovía o autopista evitás en un 99% este tipo de accidentes.

    Hay rutas nacionales como la 34, 19, 8, 14 o 5, por citar algunas, que hace largo rato debieron convertirse en autopistas.

    ¿Qué otras alternativas piensan ustedes, por ejemplo? Pregunto para saber.

    Andrés

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  4. Andrés, Creo que en la Argentina 2008 hablar de trenes balas y redes de autopistas es poco menos que delirante. Honestamente no entiendo quien va a invertir un centavo en un país sin, por ejemplo, moneda, derecho de propiedad ni estadísticas.

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  5. Si bien el Plan Laura es ridículo en cierta medida, es infinitamente más sensato que cualquier política que lleva adelante este gobierno y los tres anteriores.

    Si sobra la plata (en realidad, no es el caso), por lo menos que se invierta en verdadera obra pública que realmente sirva para algo y que realmente una a este país gigante y cabezón.

    Se puede discutir si deberían ser construídas con sistema de peaje o no, pero es razonable que el estado construya y mantenga caminos, bien que cobra fortunas en impuestos a los combustibles y otros para ello.

    Cuánta diferencia habría si el dinero del más que absurdo tren bala fuese a ser gastado en la reparación, expansión y construcción de rutas y puentes.

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  6. Es cierto lo que decís, Luis. Pero suponiendo que el contexto del país fuese el propicio para invertir, ¿Qué es mejor? ¿Financiar esos kilómetros de autopistas a través del sistema de peaje?

    Andrés

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  7. En mi caso preferiría financiar esos kilómetros de autopistas a través del sistema de peaje.

    ¿Ustedes que prefieren?

    Andrés

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  8. Andrés, yo creo que lo más justo es que las cosas las paguen los que las usan. El sistema de peaje tiene además la ventaja de sincerar las cosas. Sólo se convertirían en autopistas los tramos de rutas con un flujo de tránsito que lo justifique.

    En un país normal, se debería licitar con ese mecanismo la construcción de dos carriles en sentido contrario para esos tramos.

    Se debería financiar con impuestos la construcción y mantenimiento de caminos con menor tránsito. Por ejemplo, en las provincias de la Patagonia.

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  9. Sí, y otro punto a favor de mi propuesta de entregar la Patagonia, por los menos Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, a Chile.

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  10. Sigo con el debate:

    Un detalle: las rutas que aparecen en ese Plan Laura están en un proyecto llamado Ley PROMITT. En su lugar lo que haría es mediante una Ley llamar a licitación totalmente abierta para la construcción de autopistas en esas rutas mediante el sistema de peaje. ¿No es mejor alternativa?

    Inclusive le consulté a Jorge Ávila acerca de su opinión sobre ese proyecto de Ley PROMITT: lo que me dijo figura en el comentario número 3: http://www.jorgeavilaopina.com/?p=24

    Andrés

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  11. Luis, la cantidad de accidentes por día es pavorosa, en gran medida por la insuficiencia de autopistas, frente al crecimiento del parque automotor y del transporte de cargas.

    Probablemente hace mucho que no circulas por las rutas argentinas, pero un viajecito por la Ruta 34 -a título de ejemplo- te daría pavor, como les sucede a los turistas extranjeros y últimamente a mí.

    No sé si el Plan Laura es lo más adecuado o no, pero aún mediante un sistema de peajes sería necesaria la actuación estatal, pues para ampliar las rutas habría que expropiar los metros necesarios para habilitar vías paralelas. La negociación privada con los propietarios de los inmuebles por donde vaya a pasar el nuevo trazado es imposible o al menos muy difícil. Justamente los contados casos que justifican la actuación estatal coercitiva -en este caso, mediante la expropiación prevista en la Constitución ya desde 1853 (artículo 17), son aquellos en que los costos de transacción de una negociación privada serían enormes o prohibitivos (inclusive, puede haber propietarios que se nieguen a vender sus fracciones, sea cual fuere el precio que se les ofrezca). Además, los futuros beneficiarios no estarían dispuestos a pagar mientras no existan las autopistas, con lo que caeríamos en un círculo vicioso que impediría la construcción, no ya de autopistas, sino de todo camino.

    Argentina tiene un retraso enorme en infraestructura vial, y un índice de siniestralidad preocupante. Por cierto que la única causa no es la insuficiencia de autopistas, pero es una de ellas, y muy importante.

    Otro de los motivos por los que la circulación en las rutas argentinas se volvió mucho más pesada, es la disminución de los vuelos de cabotaje, y la sustitución del transporte aéreo por el transporte terrestre (no hay vuelos de Tucumán a Córdoba o a Mendoza, como los había en la década del 90), pero no te puedo cuantificar la incidencia que tiene ese factor en la congestión del tránsito automotor.

    Lo cierto es que, aquí y ahora, viajar en auto por las rutas argentinas se ha convertido en una aventura peligrosa. Sin ninguna exageración, he volado en aladelta -guiado por un experto- con menos temor que circulando por nuestras carreteras.

    No me he convertido al credo argento del estatismo, pero este tema requiere un análisis especial.

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  12. Julio, según tu opinión, ¿Cómo podríamos tener en Argentina una red de autopistas? ¿Mediante el sistema de peajes?

    Muy interesante tu comentario, creo que vale un posteo. Y agregaría otro motivo a la alta siniestralidad vial en las rutas: lo concerniente a los ferrocarriles y acá no me refiero al transporte de pasajeros.

    Andrés

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  13. Julio, Creo que nadie pone en duda el colapso de la infraestructura del país, entre ella la vial. Como digo en mi respuesta a Andrés, sin duda es necesario invertir en rutas y caminos y desde ya que el estado no puede estar ausente.

    Lo de Laura me parece un típico proyecto faraónico tercermundista, mucho más orientado a ganar prestigio y satisfacer nacionalismos absurdos que a mejorar la comunicación vial en el país.

    Cuando apareció el tema en la década del 90, cuando estábamos mal, se hablaba de 10.000 kilómetros. Ahora parece que ya subieron a 15.000. ¿Por qué?

    La economía existe para tratar de asignar los recursos, por definición escasos, de la manera más eficiente posible. Como digo en mi comentario, sin duda hay muchos tramos de rutas nacionales que ameritan dos carriles, o tres o cuatro, por mano. Pero muchos otros sencillamente no tienen una circulación que justifique la inversión.

    Si en el inodoro, lugar de materia fecal nos salieran billetes de 100 dólares, estaría de acuerdo en convertir en autopistas no ya 15.000 kilómetros de rutas sino el 100% red vial nacional, provincial y vecinal.

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  14. Laura es ingeniero
    Así como los médicos tienen el mal del mármol (por el que se sienten sobre el pedestal), los ingenieros tienen el mal del cemento.
    Total, paga otro.

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  15. Con el impuesto a los combustibles se recaudan USD 4000 millones por año, evidentemente no se está destinando a la construcción de caminos como fue previsto, y eso es culpa del congreso que nunca se puso los pantalones como poder de la república, ni hablar la corte.

    Me gustaría que alguien alguna vez haga la cuenta de cuantas muertes son culpa de las tarifas aduaneras que protegen a la industria nacional de automóviles y evitan que la gente pueda comprar autos más seguros, con más tecnología a menor precio.

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  16. Desde ya no dudo de que es discutible el destino de lo recaudado por el impuesto a los combustibles. El financiamiento del "plan Laura" no creo que difiera mucho del cobro de ese tributo que les mencioné; ah, no se olviden que sucede cuando el Estado se vuelve "rico".

    Acá hay otro artículo del Mingo Cavallo que hace referencia a la red de autopistas chinas: http://www.cavallo.com.ar/?p=62. Si me tengo que quedar con algo de ese artículo, préstenle atención al comentario 1 y su respuesta.

    Andrés

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