Parece mentira que este tipo de cosas resulten una sorpresa, especialmente tratándose de adultos. El gobierno argentino comienza a desayunarse sobre el verdadero costo del incumplimiento de los contratos.
En países a los que les va como Argentina, mucha gente, incluyendo a los que tienen responsabilidades de gobierno, tiene el pleno convencimiento de que los contratos son de cumplimiento voluntario. Los contratos sólo deben ser respetados si me conviene. Si no me conviene o considero que los términos pactados libremente por las partes son “injustos”, no lo cumplo y listo.
Y, lo que resulta más dramático todavía, se hace con el firme convencimiento de que el incumplimiento de un contrato no tiene consecuencias. Es gratis.
Cualquiera que alguna vez haya pasado por una sociedad a la que le va como a Suiza, Canadá o EEUU sabe que los contratos son sagrados, incluyendo las deudas, y que el costo de incumplir con un contrato es infinitamente mayor que el supuesto beneficio de corto plazo de incumplir. En esas sociedades, el acceso al crédito es lo que distingue entre una persona con plenos derechos y el equivalente occidental de un miembro de la casta de intocables de la India
Como decía hace unos años, nadie está exento de caer en dificultades para cumplir con un contrato o pagar una deuda. En ese caso, lo importante es demostrar plena buena fe y sentarse a negociar con la otra parte o con el acreedor como cualquier persona bien nacida.
paga dios?
ReplyDeletesaludos, McMannus
Con un amigo abogado ponderabamos las cosas a las que nos acostumbramos, que tomamos como naturales, como la frase "hecha la ley hecha la trampa". Es una barbaridad, y en una sociedad ordenada sería inconcebible el decir algo asi livianamente.
ReplyDeleteLa venta del avión de la gobernación por parte de Sarah Palin nos muestra el camino.
ReplyDeletePero en Argentina no se vota a gente así.