Álvaro Vargas Llosa lo dice bien clarito:
Cuando impugno una nacionalización, suelo apuntar a los Estados Unidos como ejemplo de prosperidad gracias a un sistema de empresa privada en el que el éxito y fracaso no están socializados. Ahora que el gobierno estadounidense ha tomado el control de grandes instituciones financieras y anunciado que le intenta comprar a Wall Street más de $700 mil millones de su deuda inservible, tendré que comerme mis palabras.
A partir de hoy, cualquier tiranuelo, en cualquier parte del mundo, que capture una industria callará a sus críticos diciendo que una Administración norteamericana dirigida por el partido de la libre empresa ha nacionalizado de facto un trozo enorme del capitalismo norteamericano.
Al final tiene razón la tilinga.
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