Ajuste progresista

Iba a dejar un comentario relacionado al post de Blogovido sobre el gasto público, pero como me salió medio largo mejor lo cuelgo como post.

Es muy importante tener en cuenta que no se puede gastar lo que no se tiene. El stock de capital, el endeudamiento o la impresión de papelitos en el banco central tienen un límite.

El gasto público se puede bajar básicamente de dos maneras: racionalmente - de forma ordenada - o a lo bruto, como se hizo a principios de 2002.

De hecho, la devaluación de enero de 2002 representa el más brutal recorte del gasto público de la historia del país. Hay quienes dicen que a partir de ese momento no hacía falta bajarlo más, que al duhaldismo – kirchnerismo le hubiera alcanzado con sólo mantener el gasto en ese nivel.

Lo que aparentemente no toleran los argentinos como sociedad es una baja racional y ordenada del gasto público.

Como dice el compañero y correligionario Blogovido, la oveja negra de la familia, a esta altura del partido el manotazo a los fondos previsionales era inevitable. Pero es inevitable porque los gobiernos directamente, y los electores argentinos indirectamente, decidieron embarcar al país en el mayor aumento del gasto público de la historia.

Los argentinos tienen un amor entrañable por los atajos que les permiten vivir por encima de sus posibilidades reales. Ya los han intentado todos. Pero aparentemente no están tan dispuestos a hacerse cargo de las consecuencias de sus elecciones.

Es sabido que las devaluaciones se llevan a cabo para que todo el mundo sea más pobre. Pero inmediatamente después de ponerla en práctica se implementaron medidas, como los subsidios al transporte y servicios públicos, para disimular sus efectos.

Tal vez algún día entiendan que es preferible toda la vida una baja ordenada y racional del gasto público, por más mote de "ajuste” que le endilguen, que hacerlo a lo bruto, destruyendo la moneda, los contratos y la previsibilidad y dejando un tendal de miseria en el camino.