Aparentemente Carlos Reymundo Roberts se inclina más por el colapso:
Hay un país de diario de Yrigoyen y un país real. En aquél, las cosas funcionan bien, la crisis global es cosa de ominosos neoliberales y la economía seguirá creciendo como si nada. Sin inflación, por supuesto. En el otro, el que no se ve tanto (sólo por ahora), cientos, probablemente miles de empresarios están revisando con la urgencia de un bombero sus cuentas, arrían inversiones, achican sus planteles y fulminan a sus gerentes financieros con la pregunta del momento: ¿y ahora, qué?
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