Oct 25, 2008

Nada nuevo

...of all political ideals, that of making the people happy is perhaps the most dangerous one. It leads invariably to the attempt to impose our scale of ‘higher’ values upon others, in order to make them realize what seems to us of greatest importance for their happiness; in order, as it were, to save their souls. It leads to Utopianism and Romanticism. We all feel certain that everybody would be happy in the beautiful, the perfect community of our dreams. [...] But, as I have said before, [...] the attempt to make heaven on earth invariably produces hell.

Carl Popper,
Open society and its enemies, 1945

6 comments:

  1. Siempre recomiendo a Popper y he leído los dos tomos de su Open Society and Its Enemies. En verdad me gustó mucho más el primero, un ataque frontal a Platón, aquel ateniense de ideas traidoras y espeluznantes que tantos han imitado en dos milenios y medio.

    Popper no es un total desconocido, pero en general sus advertencias han sido olvidadas y sus libros serenamente repudiados e ignorados por los intelectuales que han contaminado las universidades de Occidente en los últimos 60 años. Desquiciados protofascistas como Nietzsche, nazis a secas como Carl Schmitt y Martin Heidegger, comunistas como Gramsci, terroristas como Negri, farsantes como Derrida, profesores antiintelectuales de la estatura de Foucault e ignorantes que disimulan su ignorancia con estilos rebuscados y no entienden los temas de los que escriben, como Kristeva e Irigaray, estos son los que han dominado la tribuna por décadas. Raymond Aron, Leszek Kolakowski y algunos otros se distinguieron por su aporte contra la corriente muy en el estilo de Popper, y sufrieron el ostracismo de sus colegas y la maldición de los zurdos mediocres y de los bienpensantes. Popper era enorme, un gigante y, sin embargo, hasta hoy me ha tocado escuchar y leer doctas opiniones con respecto a su controversia con Kuhn y su enemistad con Wittgenstein, que Popper "claramente perdió" el debate con Kuhn (aseverar esto equivale a no entender a Popper y a saber muy poco de ciencia) y que también "perdió" con Wittgenstein, como si las ideas y opiniones de Popper, tan claras y tan relevantes hoy como en 1945, pudieran en verdad compararse con la obsesión wittgenstiana con su propio ombligo, que en el caso de Wittgenstein era el lenguage en sí.

    Me alegro de que alguien más en este blog cite a Popper, un hombre cuyo trabajo en filosofía política y de las ciencias es no sólo relevante, sino indispensable.

    Sergio

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  2. Sergio, concuerdo 100%. Yo creo que Popper si algo tenía era una claridad devastadora. Un libro casi demasiado claro para el que no quería tanta claridad. No deja terreno para bullshit, y eso hoy no cae ni un poco simpatico. Específicamente, supongo que no habría nada más alejado del populismo latinoamericano actual, y menos del delirio argentino.

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  3. ...the attempt to make heaven on earth invariably produces hell.

    Pruebas a montones, por todos lados.

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  4. Sobre lo de Platón, es notable como lo abrazan los conservas autoritarios (y si, aca no se salva nadie). Los catolicos mas fanáticos lo adoran, y yo creo que es justamente porque olfatean ese camino al autoritarismo que Platon deja con toda la idea del gobierno de los mejores.

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  5. Sabias palabras las suyas, Don Popper, de su boca salen las verdades como poroto en la chaucha.

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  6. Max, saludos y aprecios. Con respecto a Platón, TODOS los autoritarios lo admiran, pero la Iglesia Católica tuvo la oportunidad de llevar a cabo gran parte de su plan con una aristocracia del conocimiento (clero), guardianes del pensamiento correcto, "consejos nocturnos" mencionados en LAS LEYES y que la Iglesia desarrolló tempranamente con la consagración política de la doctrina aprobada y la persecución de lo no-ortodoxo; sólo mucho más tarde, con la Inquisición, esos consejos nocturnos se dedicarán eficientemente a la persecución y eliminación de enemigos reales e imaginarios, pero las bases habían sido establecidas mucho antes.

    Lo devastador de Popper es que, con una claridad casi insólita, desnuda al verdadero Platón, a su proyecto antidemocrático, a su desprecio por la gente común. La traición de los intellectuales comienza con Platón, hijo de Atenas gloriosa y traidor aprovechado de su ciudad que tomó ventaja de las libertades de las que gozaba en Atenas y a las que atacó toda su vida. Sus discípulos son legión y hay nombres que deberían erizarle la piel a cualquier persona de sentimientos democráticos. Algunos de los pensadores más nocivos del siglo XX han vuelto, tarde o temprano, a Platón, a rendirle homenaje al maestro.

    Popper selló su ostracismo cuando atacó a Platón en el volumen 1 de su obra máxima (LA SOCIEDAD LIBRE Y SUS ENEMIGOS: EL EMBRUJO DE PLATON) y luego atacó a Hegel y a Marx en el volumen 2. Hegel es adorado por los izquierdistas y los fascistoides y Marx, bueno, Marx es dios para muchos aún. El deseo de ignorarlo por parte de la intelectualidad occidental viene principalmente de esa obra en dos tomos que sacudió al mundo de la postguerra.

    Sergio

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