Después de darse maña para fundir al país durante un periodo de precios record de commodities, el régimen kirchnerista ya no sabe a quien saquear para seguir financiando la festichola populista.
Pero, eso sí, nunca es mal momento para encajarle otro muerto a las desfallecidas arcas públicas.
Porque lo importante es la Dignidad.
Al contrario, como lo demuestra la maldición del petróleo, la lluvia de recursos suele ser la mejor forma de fundir un país, salvo que sus ciudadanos sean muy virtuosos.
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