Es mujer y le dicen “Lilita”.
Marianito, que sin duda lee el blog para afanarnos las ideas, comparte lo que decimos por acá. Se los digo en cristiano, si a la oposición (yo diría a la sociedad) no la une nada más que las ganas de sacarse de encima a Kirchner, se los comerá los piojos:
Lo que hay que hacer por lo visto es pensar seriamente en el país que queremos tener una vez que pase el vendaval kirchnerista. No sabemos, por cierto, cuánto tiempo le queda al poder absoluto de Kirchner en una Argentina que, cada día más, quiere ser republicana. La oposición es la encargada de pensar en profundidad cómo debería ser esa Argentina. Tiene que dialogar en esa dirección. Del diálogo sobre la nueva Argentina deberían participar no sólo los opositores, sino también los propios kirchneristas que estén dispuestos, como ya se demostró en el debate sobre el campo, a abandonar las filas de los incondicionales. Para lograr esto hará falta grandeza de alma e imaginación. Ante nosotros se bifurcan los caminos de una Argentina expuesta tanto a la bendición del posrosismo como a la frustración del antiperonismo. Si encontramos el camino correcto, entre todos podremos construir un nuevo Alberdi.
Lo más triste de todo es que no hace falta un nuevo Alberdi. El camino no es un secreto para nadie. Sólo hace falta volver a la Constitución de 1853-60.
No se si es una ley u otra. la cosa es no buscarle excepciones constantemente. las excepciones, las crisis, la constante situacion de emergencia son drogas para los gobiernos populistas, les abren las puertas a todos los excesos.
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