Nov 10, 2008
Quizás...
Creo, y no estoy muy seguro, que la única solución para la Argentina pasa por un terrible golpe (no de estado), por una miseria escandalosa generalizada que obligue a abandonar el populismo como única respuesta, como escape a la realidad. Todavía no conocemos, no nos es dado ver, el grado de la miseria "requerida".
¿Qué nos han enseñado los últimos años? Que el estado, con el argumento del "redistribucionismo", saquea todo tipo de ahorro al que pueda alcanzar. El estado se ha convertido en una organización cuyo fin es sostener a políticos y amigos haciéndole creer al pueblo que gobiernan en su nombre, entregándole algunas migajas, para ello expoliando a cualquiera que no tenga la cautela, la astucia o la capacidad de esconder sus posesiones.
A partir de 2002, aunque no de inmediato, este proceder ha llevado al completo cierre de los mercados de crédito para todos los estados argentinos y también para los ciudadanos y empresas argentinos. Por ello estamos ahora observando confiscaciones como la de los ahorros de las AFJP. Por ello las retenciones a niveles también confiscatorios. El estado se debate ante el cierre de cada grifo, volviéndose cada vez más descarado, cada vez más parecido a la conocida imagen del recaudador de la antigüedad acompañado por un bruto provisto de un enorme garrote.
Este sistema se sostiene con un gasto público siempre creciente, único sostén de la popularidad de los gobernantes. Cada tantos años, la suma de desaguisados, incoherencias y rapacidad lleva a un derrumbe de la economía nacional, a la caída del gobierno del momento y a una enorme devaluación, eficaz sistema para cobrarle finalmente la fiesta a los pobres sin que éstos lo adviertan del todo.
Pero el sistema dependió en gran medida durante las últimas décadas del crédito del sector privado, nacional y extranjero, al estado. Hoy ese crédito casi se ha esfumado.
Ahora, de a poco, los ahorros que no pudieron ocultarse se están agotando también, o están huyendo.
Quedan las cuentas bancarias, las cajas de seguridad y no mucho más.
Quizás la única forma de que se produzca una oportunidad de que las cosas cambien, de que se haga posible un retorno a la racionalidad, es que el estado no tenga otro medio para financiar su eterno déficit más que el de la inflación.
Quizás luego de un par de híper-inflaciones y defaults, quienes lleguen al gobierno cuenten con suficiente poder y ninguna otra opción a la vista más que el verdadero “vivir con lo nuestro”, el virtuoso.
Quizás…
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100% de acuerdo. Por eso, en la esfera política argentina me considero un neo-Che: hay que sacar todo de raíz y empezar de cero.
ReplyDeleteNo estoy tan seguro. Yo honestamente pensé que las hiperinflaciones tenían un efecto escarmentador. Pero me equivoqué.
ReplyDeleteUna purga. Quizás un gobierno de izquierda de verdad, que no se escude en un capitalismo de amigos. Un socialismo salvaje, sin propiedad privada ni siquiera nominalmente, los espante y terminemos como Estonia, ultraliberales. Pero primero hay que transitar una Cuba. No sé, es una solución muy extrema. Pero esta agonía es terrible. Nuestro problema es cultural y de educación.
ReplyDeleteLuis, por eso digo varias, no creo que con una alcance.
ReplyDeleteLas híper-inflaciones incluyeron confiscaciones (plan Bonex, pesificación asimétrica, AFJP ahora).
Es necesario que se agote todo eso, el combustible de las salidas irresponsables de las crisis.
Quizás de la próxima híper se salga con el bajo gasto público ocasionado por la baja de salarios y jubilaciones en términos reales. Pero sin posibles endeudamiento y confiscaciones, no habrían recursos para incrementar el gasto público como medio de seguir en el poder, con grandes crisis de empleo en las provincias. Es necesario que se agote todo recurso que el estado pueda confiscar.
La alternativa es una Argentina cada vez más pobre, siempre sostenida por la exportación de cereales y otras materias primas y la perenne "industria naciente" viviendo de ellas y sosteniendo a la población urbana.
No descarto esa posibilidad.
Creo que por su extraordinaria riqueza agropecuaria, la Argentina está condenada a un eterno ciclo de vacas gordas y vacas flacas. El problema es que las vacas gordas son cada vez más flacas y las flacas más raquíticas.
ReplyDeleteCreo que una solución podría ser la de estado asociado. El número 51 de la Unión.
ReplyDeleteOtra posibilidad es la de tercerizar el gobierno. Americanos, ingleses, alemanes sería ideal que calificaran en la licitación.
En tren de proponer soluciones, una que me parece bastante viable y sustentable, es la de anexar a la seudorepública argenta a las Islas Malvinas.
ReplyDeleteEl gobierno central estaría en Puerto Argentino/Port Stanley.
La ventaja es que mataríamos dos pájaros de un tiro.
La genialidad del espiritu argentino está en desviar la culpa. Mientras la culpa sea de otro, no importa cuan dura sea una crisis, nunca obliga a aprender absolutamente nada.
ReplyDeleteNéstor, no seas cruel, no le podemos hacer eso a los pobres kelpers.
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