He descubierto que las charlas que tenemos por línea privada con Cogito de tanto en tanto constituyen predicciones sobre el futuro. Justo hace unos días hablábamos del tema.
Mucha gente muy caliente en esta zona por la presentación de una conferencia sobre el creacionismo en el Cégep local, el equivalente de un community college en EEUU. En el diario de hoy hay una sesuda carta al director de un par de profesores de filosofía oponiéndose a rabiar al evento.
Yo comparto. Desde el momento en que no puede demostrarse la falsedad de la premisa, el creacionismo no puede ser abordado con el método científico. Se trata de una cuestión de fe. Tal vez el lugar más adecuado para este tipo de conferencias sea un templo religioso o, en todo caso, el club social del Cégep, no el ámbito académico (o la cátedra de teología o filosofía de la religión, si es que existen).
Pero lo que verdaderamente me llama la atención es que tan saludable indignación y defensa irrestricta de la ciencia tiene lugar en el mismo ámbito en el que, por ejemplo, se acepta como dogma (iba a decir se repite como loro, pero queda medio feo) todos los sagrados preceptos del global calenting1, según los cuales absolutamente todo lo que ocurre y deja de ocurrir constituye una prueba de su existencia; en el que se siguen reciclando polvorientos lugares comunes de la vulgata marxista – leninista, de la “teoría de la dependencia” y del tercermundismo2 para explicar la realidad; en donde es posible toparse con una bandera del territorio palestino3 en el centro de estudiantes; en el que se organizan conferencias sobre los “movimientos de liberación” latinoamericanos y se vende “café fair trade”, cuyo precio está determinado por la “justicia”4 y no por el mercado, para beneficiar a los productores del tercer mundo.
Aparentemente el rigor científico sólo es importante y merece ser defendido cuando refuerza las posturas ideológicas de moda.
1 cátedra de ciencias naturales
2 cátedra de ciencia política
3 cátedra de historia
4 cátedra de economía
Existen fundamentalismos de ambos bandos, desde la ciencia y desde la religión.
ReplyDeleteEnseñar religión en las escuelas públicas (no así en las privadas que en todo su derecho pueden ser religiosas) es algo que directamente atenta contra la república misma y contra el principio de separación entre la iglesia y el estado.
Enseñar el creacionismo no es malo en sí, pero debe realizarse en el ámbito privado, como dice Luis en el post.