Apr 8, 2009

Revelación

Mi reino por una moneda

Hay ciertos fenómenos que nos revelan la verdadera cara de la Argentina, que no nos dejan más que una explicación.

Una de ellos lo vimos ayer. El camaleón invertebrado, Daniel Scioli, jugando con la idea sugerida por su señor, Néshtor Kirchner, de presentarse como candidato a diputado sin renunciar a la gobernación, para llevar su nombre en la boleta. Como dije ayer, eso no sorprende a nadie, y tal es así que, no sólo no sorprende a nadie sino que a nadie escandaliza, nadie comenta ese abyecto insulto a la república y a la democracia, ni siquiera quienes tendrían todo para ganar con ello, como lo son los candidatos opositores.

Pero hay otro fenómeno que aún sorprende más y nos permite hacer deducciones que en cualquier otro caso serían muy aventuradas.

Hoy fuí a dos bancos a buscar monedas. Como la mayoría sabe, las monedas se utilizan en Buenos Aires en lás máquinas boleteras de todos los colectivos. Millones de personas viajan diariamente utilizando el transporte público y es el comentario de todas ellas la aguda escasez de monedas que ya lleva años, que se está agravando. Conseguí veinte pesos de monedas, diez en cada banco. Había ido el lunes y me dijeron que regresase el miércoles, fuí por la mañana y me dijeron que regresase a la tarde, estaba el camión de caudales en la puerta, dando una imagen de camión de agua en una zona de sequía.

Sólo hace poco más de un mes los medios periodísticos se acordaron de hablar de este problema de años. Nadie aventura sus causas (es evidente que las monedas desaparecen para ser fundidas por el metal, que ha alcanzado un valor semejante a los veintipocos centavos de dólar que vale hoy la moneda). Algunos porteños sabelotodos y resentidos acusan a bancos y compañías de colectivos de vender monedas a un valor menor al que representan, lo que también debe de ser cierto.

Recién cuando apareció el problema en televisión, el gobierno comenzó a hablar de soluciones, y anunció con bombas y platillos un sistema de tarjetas magnéticas que estaría listo en dos meses, de los cuales ya ha transcurrido uno sin la más mínima novedad. Por supuesto, ahora que anticiparon las elecciones para fin de junio, ni se van a molestar, pues no podrían tener el sistema funcionando antes de las elecciones ni de casualidad, y el dinero lo necesitan para comprar voluntades y mantener contentos por unos meses a los millones que viven de la dádiva estatal.

No hay desórdenes por falta de monedas, no hay marchas, no hay quejas airadas, no hay asombro ante esta tragicomedia, no hay contínuas denuncias por parte de noticieros ni "programas de investigación", nadie se pregunta seriamente por qué no hay monedas, el gobierno se conforma con anunciar que ha acuñado más que suficientes, si bien sólo hay que ir a las colas de los bancos para advertir la aguda escasez.

Pero esto ha sido sólo la introducción. Lo asombroso es que en el gobierno nacional sepan que no necesitan preocuparse por este serio problema, pues la gente está resignada a problemas que serían de esperar en países del África Subsahariana o de Bangladesh.

El pueblo ya ha asumido que el gobierno no es capaz de resolver los problemas más simples, incluso tras años de experimentarlos.

Pero vota, vez tras vez, a candidatos peronistas, en muchos casos, repetidos.

El pueblo argentino es peronista, hasta quienes se consideran acérrimos gorilas. El peronismo es perfecto, es un movimiento y no un partido, sus miembros que caen en desgracia no hacen mella al movimiento. Todas las tendencias argentinas están representadas en su interior.

El peronismo podría decir "nada de lo que argentino me es ajeno".

Por ello, la gente se merece todo lo que le pasa, porque no tiene siquiera el coraje de pensar en alternativas, porque tiene la obcecación y la arrogancia de pensar que los males provienen de "oscuros intereses" y/o de los EE.UU., pero nunca de nuestros grotescos errores.

3 comments:

  1. Yo lo vengo diciendo por acá desde hace rato y nadie me lleva el apunto. A idénticas políticas, idénticos resultados.

    Y nadie hace nada porque, en el fondo, se trata de la comodidad redentora de un nuevo fracaso. El fracaso dignifica. Significa que estamos en la buena senda.

    ReplyDelete
  2. El tema de las monedas, como muchos otros problemas de la vida cotidiana de los ciudadanos de a pie, es algo muy sencillo de solucionar, siempre y cuando haya voluntad política de hacerlo.
    Hoy en día, en la C.A. de Buenos Aires, ya circulan algunas líneas que tienen tarjeta magnética, que solo sirve para la línea que la vendió. Supongo que, cuando esté implementado en todas, serán intercambiables.
    En muchas ciudades del país, el uso de la tarjeta es algo normal y desde hace años.
    ¿Porqué se tarda tanto aquí? Según los que saben dicen que hay muchas líneas que venden boletos en la paradas con la excusa de agilizar y solucionar el problema de cambio. Esos boletos no son oficiales, es decir, facturación en negro. Con la instalación de las tarjetas (que tiene mucha velocidad y reduce el tiempo de cada pasajero) blanquerá un negocio poco claro.
    A ello habrá que agregarle el propio negocio de la venta de monedas, que es un monopolio de las compañías de transporte.
    La desprotección que tenemos todos, ante este tipo de negocio casi mafioso, es total.Porque todo el mundo sabe lo que sucede, pero no se hace nada.

    ReplyDelete
  3. Pablo, Las tarjetas magnéticas son sólo un paliativo. El problema real es la falta de monedas. Las empresas de colectivos las venden porque son escasas. Durante los 90 no lo hacían. ¿Por qué faltan las monedas? Porque el precio del metal es superior al valor nominal.

    Pasó siempre que la Argentina convivió con altas tasas de inflación.

    ReplyDelete

Note: Only a member of this blog may post a comment.