(De Rosenwasser por mail)
Un día, mientras caminaba por la calle, un candidato de un importante partido político es trágicamente atropellado por un camión y muere. Su alma llega al cielo y se encuentra en la entrada con San Pedro en persona.
“Bienvenido al paraíso”, le dice San Pedro. “Antes de que se acomode, parece que tenemos un pequeño problema. Debe ser una de las primeras veces en que un alto político ha llegado aquí y no estamos seguros de qué hacer con usted. Lo que haremos será hacerle pasar un día en el infierno y otro en el paraíso, y luego podrá elegir donde pasar la eternidad”.
San Pedro acompaña al candidato al ascensor y baja hasta el infierno.
Las puertas se abren y se encuentra justo en medio de un verde campo de golf. A lo lejos hay una casa de campo y los esperan todos sus amigos políticos que habían trabajado con él, vestidos con ropa de marca y muy contentos. Corren a saludarlo, lo abrazan y recuerdan los buenos tiempos en los que se enriquecían a costa de los contribuyentes.
Juegan un agradable partido de golf y luego, por la noche, cenan juntos en la casa de campo, con langosta, caviar, champán francés y demás. En un momento aparece el mismísimo Satanás, escoltando un grupo de 15 o 20 modelos en bikini, un tipo muy simpático que se divierte mucho contando chistes y bailando.
El político recién fallecido se está divirtiendo tanto que, antes de que se de cuenta, es ya hora de irse. Todos lo abrazan y se despiden de él antes de que se suba al ascensor. El ascensor sube, sube, sube, y se reabre la puerta del paraíso donde San Pedro lo está esperando.
Ahora es el momento de pasar al paraíso. Así que el candidato pasa las 24 horas siguientes saltando de nube en nube, tocando el arpa y cantando en latín y griego clásico. Antes de que se de cuenta, las 24 horas ya han pasado y San Pedro va a buscarlo.
“Ya ha pasado un día en el infierno y otro en el paraíso. Ahora debe elegir dónde desea pasar tu eternidad”.
El político reflexiona un momento y luego responde: “Bueno, el paraíso es muy lindo, pero creo que he estado mejor en el infierno”.
De manera que San Pedro lo acompaña hasta el ascensor y otra vez baja, baja y baja hasta el infierno. Cuando se abren las puertas, se encuentra en medio de una tierra desierta cubierta de excrementos y desperdicios. Ve a todos sus amigos vestidos con trapos, inmundos, recogiendo los desperdicios y metiéndolos en bolsas negras.
El Diablo se le acerca y le pasa un brazo por los hombros.
“No entiendo”, balbucea el político, “ayer había un campo de golf y una casa de campo, comimos langosta y caviar, bailamos y la pasamos espectacular con las chicas. Ahora todo lo que hay es una tierra desierta llena de mierda y mis amigos parecen unos miserables”.
El Diablo lo mira, sonríe y dice:
¡Me extraña! Ayer estábamos en campaña. Hoy ya votaste por nosotros.
Che, pero la verdad que el cielo es un embole.
ReplyDeleteLas chicas buenas van al cielo.
ReplyDeleteLas chicas malas van a todas partes.
-Mae West-