Jun 4, 2009

Significados diferentes



Una de las cosas que más me sorprendió cuando llegué a España fue comprobar que algunas palabras tenían un significado absolutamente distinto del empleado en Argentina. No me refiero solamente al verbo agarrar que en Argentina empleamos y que aquí se usa otro mucho más divertido. Esa es una nimiedad menor y me arrancaba alguna sonrisa a los 14 años (de edad, no a los 14 años de oírla). Me refiero a palabras decididamente malsonantes para alguien de mi generación. La tapa del video es un claro ejemplo. No se trata de una película porno con Buffy, la Caza Vampiros como protagonista sino que es una simple comedia, bastante mala por cierto. Lo que ocurre es que para los españoles, una pija o un pijo es un adjetivo calificativo equivalente a lo que para nosotros sería una cheta o cheto, pero con una carga de estar de moda. También lo emplean con una connotación más peyorativa, como ser medio frívolo o tilingo. Es un adjetivo absolutamente habitual y lo emplean tanto hombres como mujeres para referirse a personas, objetos o costumbres supuestamente de calidad. En Argentina, en cambio, pijo no significa nada y pija es un sustantivo bastante vulgar que los hombres usamos con mucha frecuencia y las mujeres también, aunque algunas no la utilizan nunca y así les va.

Al segundo día de estar en Madrid, iba caminando por la calle Serrano, en la zona top del barrio de Salamanca, cuando me crucé con dos señoras de unos 35 años muy monas y elegantes. Casi me muero del susto (recuerden que soy un poco asustadizo) cuando las escuché decir la palabra antes mencionada. ¡No podía creerlo, tan finas que parecían y hablaban como un carrero! No acabaron ahí mis sustos (no sólo soy asustadizo sino que me asusto varias veces al día) sino que mi asombro continuó cuando, en forma reiterada, volví a escuchar a diferentes personas emplear la misma palabrita. Aclaración necesaria: no acostumbro escuchar las conversaciones ajenas, pero los españoles hablan con una voz varios decibeles más fuerte que los argentinos y esto hace inevitable oírlos. Si algún escéptico cree que somos más gritones, me limitaré a invitarlos a concurrir a cualquier restaurante, tasca, bar o fonda en Madrid y después me cuentan.

Volviendo al tema, también me sorprendió la absoluta normalidad con que la/los españolas/es, sean adultas/os, niñas/os y jóvenes/jóvenas empleaban, en público, la palabra culo para referirse al culo. Confieso que no puedo criticar la exactitud y corrección lingüística de llamar culo al culo, pero coincidirán conmigo en que escuchar a Penélope Cruz decir, en una entrevista radial en directo, que “…le dolía el culo por haber estado montando toda la tarde…” es una frase que causa bastante impacto en los oídos de un rioplatense, fantasías aparte. Nada de trasero, traste, tujes, orto y otras delicadezas a las que estamos habituados los argentinos. Ni hablar de la palabra cola porque es una grosería para los hispanos. Es tan normal hablar del tujes que hasta hay un programa normal de TV (El Hormiguero) en el que, entre otras muchas cosas, muestran una foto de una parte de la anatomía humana y preguntan:”¿Culo o codo?” Viendo ese programa, mucha gente ha descubierto las dificultades que tienen para distinguir entre uno y otro. (Dejen de doblar el codo y compararlo con su traste. ¡Parece mentira, gente grande haciendo eso!)

Otra palabra que se las trae es el verbo correr, especialmente en su forma pronominal, es decir, correrse.

Me contaba un amigo argentino, cantante de folklore radicado en España desde hace más de 25 años, que a los pocos días de llegar a Madrid consiguió trabajo en un boliche donde actuaba los fines de semana. Como es un gran cantor, gran versero y tenía buena pinta, a las pocas noches logró engancharse una señorita que, generosamente y sin mediar ninguna clase de estipendio (que él no hubiera podido pagar), lo llevó a su casa (a la de ella, no a la de él) con muy claras intenciones. Mientras estaban en lo mejor parte de materializar esas intenciones, ella le dijo: ”Si quieres, córrete.”. Él, algo sorprendido, pero obediente caballero, se apartó dejándole más espacio. Este inesperado movimiento sorprendió a su vez a la señorita quien, notando que faltaba algo, procedió a corregir esa carencia retomando la actividad. Minutos más tarde se repitió la escena del “córrete, si quieres” y nuevamente él, ya algo fastidiado, se apartó de ella. La sorprendida dama decidió poner fin a este jueguito que no comprendía y, situándose encima, tomó el control de la cosa (me refiero al control de la situación).

Tanto empeño obtuvo sus frutos y la señorita, alcanzando excelentes niveles de entusiasmo, empezó a gritar: “Me corro, me corro” ante lo cual mi amigo, exasperado, le dijo, dulcemente, a voz en cuello: “¿ADÓNDE MIERDA TE QUERÉS IR?”. Parece que esta frase dicha con acento argentino apaga la libido de las españolas o, por lo menos, lo hizo con la señorita en cuestión. La chica se quedó dura y le preguntó “¿Qué coño te ocurre, tío?” (por esta expresión no debe pensarse que era una mujer de poco nivel cultural, incluso la propia Duquesa de Alba hubiera dicho lo mismo de hallarse en similar situación.) Al cabo de un intercambio de palabras esclarecedor acerca del sentido que para cada uno tenía la palabra correrse, pudieron superar su diferencia idiomática y, haciendo uso adecuado de sus otras diferencias, acabaron en buenísimos términos la tarea interrumpida.

Debo decir que cuando escuché esta historia de boca de mi amigo, si bien empleó otra terminología más explícita que, por pudor, no oso utilizar, me reí mucho y le creí. Posteriormente, no menos de 137 argentinos me contaron la misma historia, pero teniéndolos a ellos por protagonistas. Este hecho ha levantado en mi mente alguna suspicacia respecto a la veracidad de lo sucedido. Veamos, es cierto que las españolas tienen alguna debilidad por los argentinos porque les gusta mucho nuestra forma de hablar y somos zalameros, pero ¡la misma señorita no puede haberse acostado con 138 argentinos sin haber aprendido lo que significa para nosotros correrse! Temo que se trata de una leyenda urbana. De todas maneras, cuando vengan a España si ven una casa pintada de amarillo con un cartel azul que dice “Correos” no piensen que es un prostíbulo o un hotel alojamiento, es solo una Oficina Postal.

Conozco también una anécdota real sobre una señora argentina que usaba una campera de cuero muy fina, pero esa es otra historia.

14 comments:

  1. una de las razones por las que deje de frecuentar un foro on line fue porque habia muchos españoles (simpatiquísimos valga decir) pero la mayoria de las veces yo no sabia si me estaban insultando o piropeando y al no poder contar con la comunicación no verbal (imposible por lo rudimentario de la tecnologia... solo texto en vivo, pero texto) al final terminaba aburriéndome... además tengo poco tiempo y no me da para estar en todas partes...

    Pero Sr. Enmascarado, muy buen relato!!!! qué bien escribís.. es un gustazo leer tus historias.. thanks!

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  2. Muy bueno, Don Enmasca, queremos más.

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  3. MUY BUENOOO! Así, a gritos pelados, porque me estoy riendo todavía.
    Enmascarado Usted es genial!

    Misma confusión pero al revés, sobre el mismo verbo, se produjo con un catalán que conocimos en Cape Town cuando estando en un restaurant al que concurrimos varias veces con mi flia., en la antesala de los baños, nos ponemos a charlar y el tipo me dice unos cumplidos; de pronto yo digo normalmente -al detectar un enganche en mis panties- Ay, se me corrió la media! Y Jordi, que así se llamaba este simpático personaje, de unos bigotazos curvados como Dalí y unos anteojotes como los de Groucho Marx, me dice: Pero qué tía más divertida que eres. Qué imaginación y sentido del humor. Eres toda una mujerona!
    Yo tenía 19 años y no entendía de qué me estaba hablando.
    Y debo haber puesto cara de vaca que mira pasar el tren, porque el catalán en el acto se dió cuenta que yo no había pescado nada y allí me explicó lo que era. Aaaa...migo! Qué sorpresa!

    Piense que yo era una niña en ese entonces...

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  4. Este divertidísimo post me recordó el cuento de un conocido del Enmascarado y mío que estuvo viviendo un tiempo en México dónde pija significa tornillo. Dice esta persona que en el DF hay un negocio que se llama "La casa de las mil pijas" y la falta de mundo de muchos argentinos hace que no resistan a la tentación de fotografiarse debajo del cartel con cara de piolas de barrio.

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  5. Qué buena prosa!! (se dice "prosa" también en español?)

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  6. La historia de la campera finísima y el consecuente elogio hispano (que el Enmascarado nos contó en una callecita toledana) es la anécdota mas apreciada y repetida por BlogBisito, que se la cuenta a todo el mundo.

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  7. ¡Sí, me acuerdo el frente de las ferreterías en México! "Pijas".

    He notado que la palabra "culo" es utilizada en España como nosotros usamos la palabra "cola", que para nosotros es mucho más suave, semejante a "trasero".

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  8. Yo también conozco la "aneda" de la señora y su campera de cuero; es muy buena. Le pido al enmascarado que no tarde en contarla.

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  9. Excelente, me gusta mucho como escribe Don Enmascarado.
    Sobre modismos, en Perú "cachar" significa "conocerse en el sentido bíblico", recuerdo que estábamos en Lima desembalando la vajilla durante una mudanza, y mi madre vió una taza con el borde deteriorado, probablemente un golpe durante el transporte, y dijo en voz alta, "Pero, esta taza está cachada".Los peruanos presentes se la quedaron mirando de hito en hito.
    También era habitual que a uno se le escapara (bueno, no a uno porque uno es muy joven para usar esa expresión,ejem), la frase "¿Me estás cachando?", a lo que un peruano ingenioso le contestó a mi hermana: "Oie, no es por alardear, pero te juro que si así fuera te darías cuenta".

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  10. Don Enmasca, no puede ser que los únicos que no conocen esa anécdota seamos nosotros. Una más y no jodemos más.

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  11. Confieso que me preocupaba que la historia fuera demasiado fuerte para dos señoras como Fiura y Dolores por lo que me esmeré en relatarla sin ofender su sensibilidad y confiando en su sentido del humor. Me alegra saber que se rieron, así como también quiero agradecer los amables comentarios de los demás amigos, así como por los muy interesantes relatos de experiencias propias sobre los diferentes significados de una misma palabra española, según sea el país de que se trate.

    Rubén: aclarále a los demás que Blogbisito es un adolescente piola y no un niñito sino van a pensar que le cuento bestialidades a los chicos cuando conozcan la anécdota.

    Carlitos, Rubén y Louis: me voy a tener que esforzar para contar esa historia basándome sólo en la palabra escrita. Temo que va a perder la gracia al no poder apoyar el relato en gestos y expresiones, pero me comprometo a hacer mi mejor esfuerzo.

    Saludos a todos

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  12. Sí, Don Enmascarado! Por favor, cuéntenos la otra historia.
    Y si no la entendemos, háganos un dibujito... Je je =D



    PS: O mande un video ;)

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  13. Recuerdo en el DF tambien las empresas relacionadas con la ortopedia. Me causaba mucha gracia Servi-Orto. Por las dudas, nunca entré a ese negocio.

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  14. Un amigo mío ocurrente le preguntó a un profesor si "ortografía" quería decir escribir muy mal.

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