(De Rosenwasser por mail)
La maestra nos dio como tarea hacer una redacción con este título.
Yo descubrí que la Justicia Social es la mejor ayuda para los pobres y permite a las personas vivir sin trabajar. No me resultó muy difícil porque es el caso de mi familia y otros vecinos.
En casa estamos todos muy contentos, el único que está enojado es mi abuelo que protesta por que cree que así no se levantará el país. Él sale a cortar pasto en los otros barrios, limpia jardines y arregla bicicletas. Dice que eso es ganarse la vida, pero mis padres se ríen y piensan que está loco.
Antes vivíamos en la casa de mi abuelo, que es grande pero algo vieja. Mi papá trabajaba de mecánico y mi mamá vivía quejándose, porque además de trabajar para su patrona, también tenía que lavar la ropa engrasada de mi papá. Mi hermana cocinaba, mi hermano era cadete y yo hacía los mandados. Siempre íbamos a la escuela porque mi abuelo le dijo a mi papá que si no nos mandaba, teníamos que irnos de su casa.
Una tarde llegaron unas señoras que parecían maestras, pero no eran. Mi papá no quiso atenderlas y hablaron con mi mamá.
Le dejaron unos papeles. Durante la cena mi mamá dijo que el tema era la Justicia Social y contó lo lindo que sería porque nos darían una vivienda nueva y gratis. Mi papá se rió y mi abuelo se quedó muy pensativo. Al final papá fue a firmar los papeles. ¡Y era cierto!
Cuando inauguraron el barrio nos fueron a buscar en un colectivo.
Conocimos al gobernador, al intendente y a otros altos funcionarios. La casita es increíble: tiene piso de baldosas, baño, cocina, canillas con agua y focos por todas partes. Aplaudimos tanto porque también dijeron que no tendríamos que pagar alquiler, impuestos ni agua ni luz. Otro día volvieron las mujeres con más papeles. Mi mamá se ocupó de sacar fotocopias de todos los documentos de la familia. Al tiempo las señoras le vinieron a mostrar la lista y le dijeron que tenía que ir a cobrar como Jefa de Hogar.
También llegaron unos muchachos y le mostraron otra lista para ir a retirar los bolsones de comida de los galpones.
Después mi papa se fue a una reunión del barrio y consiguieron un comedor donde vamos todos los chicos y también traemos una ollita a nombre de mi abuelo, pero él no sabe nada, porque si no arma un lío bárbaro.
Ayer inauguraron una sala para tener remedios gratis. Mi mamá está muy contenta, ya no tiene que ir a lavar la ropa y mi papá ya no le trae camisas engrasadas porque aceptó ser el puntero del barrio y cobra un plan. Le prometieron que si ganamos la intendencia le dan un puesto en la municipalidad. Tiene que repartir los papeles, hacer las listas y ayudar en los actos.
Mi hermano mayor se hizo piquetero, le dan ropa y le pagan doble cuando hace turno noche. Cuando sea mayor de edad le darán un plan. Mi hermana y yo cobramos la beca escolar, aunque este año fuimos poco a la escuela por los paros y porque faltamos por las manifestaciones.
Sólo mi abuelo no aceptó el beneficio de la Justicia Social y sigue viviendo solo en la casa vieja. Mi papá dice que es porque no es solidario y es un viejo amargado.
Cuando sea grande voy a ser piquetero, después me gustaría ser puntero del barrio y ayudar a los pobres para que todos gocen de la Justicia Social y no tengan que andar trabajando por unas miserables monedas, como dice mi papá.
Esa composición -con ligeras variaciones- fue adjunta a la carta enviada por una maestra, a un diario. Creo, si no me equivoco, que la composición procede de una alumna del interior de la Provincia del Chaco.
ReplyDeleteLa justicia social consiste en el robo que el estado le hace a los cuidadanos mediante le cual le saca parte de su dinero para otorgárselo a otros.
ReplyDeleteFrancisco, si ésa es la redacción de los alumnos de primaria (ni hablar de secundaria) de Argentina, lo de la crisis de la educación pública es un mito.
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