Imaginemos por un momento que Kirchner en lugar de vivo* fuera inteligente y que apenas asumido como presidente, aún entre discursos petardistas para la perrada progre, hubiera llevado a cabo las reformas mínimas necesarias para aprovechar al máximo el mejor momento de los precios internacionales en 100 años y evitar volver a dejar al país en una nueva encerrona económica. No para beneficio del país que juró defender sino propio, para perpetuarse efectivamente en el poder.
Imaginemos a un Kirchner que poco a poco hubiera liberado los precios de los servicios para evitar el atraso y reducir los subsidios; un Kirchner que hubiera limitado el crecimiento del gasto público, que no hubiera espantado tan groseramente a los inversores, que hubiera dejado abierta la puerta para volver al mercado de capitales, menos discrecional, que poco a poco hubiera reducido o por lo menos detenido el aumento de las retenciones al agro.
Imaginemos un Kirchner que hubiera moderado la pelea con medio planeta y evitado convertir a la Argentina en un paria internacional; un Kirchner que no hubiera terminado de destruir el mercado de capitales y hecho perder mercados valiosísimos a los productos argentinos; un Kirchner que no hubiera alienado hasta el extremo hasta a sus alcahuetes más cercanos.
No nos engañemos, la plata se hubiera terminado de todos modos, pero por lo menos el final de fiesta se hubiera demorado unos años más y no hubiera alcanzado el grado de dramatismo actual.
Ese Kirchner muy probablemente hubiera estado considerablemente más cerca de hacer realidad su proyecto de eternizarse en el poder al mejor estilo de su provincia natal, alternándose en la presidencia con su esposa. Seguramente le hubiera alcanzado para que el excelentísimo travesti de la nación termine su mandato y comenzar él un tercero.
*Aquel que es capaz de salir de situaciones en las que un inteligente jamás hubiera caído (Juan Carlos De Pablo)
"El excelentísimo travesti"..jeje..qué HDP
ReplyDeleteDebemos agradecer que K sea tan crudamente tal cual es y no un populista camuflado del tipo Alfonsín, que si le hubiera tocado en suerte la situación mundial que se le ofreció al mafioso, figuraría en los libros de historia a la par de nuestros más insignes próceres.
ReplyDeleteAún así, hay muchos hoy en argenta que lo siguen a morir, al deneznable sorete K, como lo harían con el flautista de Hamelin.