Más de la corrupción buena:
'El ex asesor de la diputada kirchnerista Diana Conti, Bruno Bimbi, denunció a la legisladora por quedarse con parte de su sueldo cuando trabajaba como jefe de prensa mientras era senadora. Según la denuncia, Conti lo obligó a entregarle $ 4.429 del salario trimestral de $ 5.429 y cuando se negó a entregar el dinero, se quedó sin trabajo.
...por defender los derechos de las parejas homosexuales y otras posiciones que la colocaban en lo que suele definirse con poca precisión como 'progresismo' tenía otra cara: la que vi cuando contaba los billetes que me había sacado de las manos mientras yo la miraba con asombro y sin entender qué estaba pasando. Y ella me decía con cinismo: 'Las monedas te las podés quedar'. Esa frase no me la voy a olvidar nunca", comentó hoy en diálogo con radio Mitre.'
Tal vez sin ese grado de descaro, ese curro es tan, pero tan común en el empleo público.
ReplyDeleteDurante casi diez años fui empleado público contratado. En esa condición, nunca tuve vacaciones, ni aguinaldos, ni beneficio alguno mas que la paga que se daba -con asombrosa regularidad- cada tres o cuatro meses, o cuando se le cantaba al que estaba parado junto al yugo; salvo, claro, en épocas de elecciones en donde pude ver guita fresca todos los primeros. Nunca me quitaron o retuvieron un peso (o un lecop, en el 2002) a excepción de contadas veces en que entre todos hacíamos una vaquita para comprarle remedios a la hija o el hijo de un colega contratado que la estaba pasando muy mal, o para -en honor a terminar dignamente algún laburo- comprar una resma de papel A4 y un cartucho recargado que nos negaban durante semanas para imprimir míseros informes. Algunos sátrapas que tenía como compañeros de trabajo, reconocidos militantes y/o punteros, resignaban parte de sus ingresos al 'sostenimiento del partido'; de 1 luca, dejaban cuatrocientos mangos. Lejos de protestar, los tipos lagrimeaban de la emoción: 'voy a muerte con el turco'; 'estoy a mil con el lole'; y así, dejando siempre parte de la pitanza con la ilusión de grandes horizontes personales, como 'quedar efectivo en el cargo de ordenanza' o conseguirle 'un puestito al nene, que pinta pa' la dirigencia'. A Dios gracias me rajé de ese ámbito, dándome cuenta por suerte que hay vida y de la buena más allá de los despachos oficiales.
ReplyDeleteEso sí, de vez en cuando encuentro alguno de esos tipejos por la calle, y siguen lagrimeando; siguen contratados; siguen con el famoso aporte para el 'sostenimiento del partido' y mientras te cuentan el renacimiento del 'pejota' te manguean unas monedas para comprar un faso suelto en el kiosco, que les permita evadirse por un momento del asma que tiene el hijo y que necesita unos pesos para el inhalador, el puto inhalador que le prometió el compañero fulano en Acción Social pero, como este fue por afuera del lole y él no, éste se lo niega y lo hace patear veinte veces la repartición todas las mañanas; que justo cuando le renovaron el contrato se compró un plasma pero resulta que también le embarazaron la hija y no quiere perder las dos cosas, o por lo menos la nena hasta que le consiga un puestito...y así hasta que un día, previsiblemente, revienta.
El caso de este pibe y la choborra de Conti no me sorprende; es más, me aterra tomar el caso con una exasperante normalidad. Con ligeras diferencias, forma parte de la famosa 'cultura política' que nos caracteriza; no hubiese sido tan malo ni anormal para el 'sistema' (y para el pibe mismo) si en lugar de 700 mangos, le hubiesen retenido 350...se los aseguro.
digamos que forma parte del metier... el que no es ñoqui tiene que dar el diezmo.
ReplyDeleteLo más triste es que las Dianas Contis hablan de oligarcas, empresarios negreros, monopolios, explotadores, etc... y en su entorno aplican la más rancia servidumbre medieval y los códigos de la mafia.
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