Juan Carlos De Pablo sobre la extraordinaria capacidad de hacer las cosas peor imposible de los argentinos:
En mayo de 1984 Guido Di Tella organizó una conferencia inolvidable, no sólo para quienes tuvimos la posibilidad de asistir sino para la profesión en general. Para analizar la política económica argentina posterior a la Segunda Guerra Mundial, en Toledo, España, juntó a académicos con protagonistas como (por orden alfabético) Roberto Alemann, Álvaro Alsogaray, Domingo Cavallo, José María Dagnino Pastore, José Alfredo Martínez de Hoz, Alberto Solá y Jorge Wehbe.
Al comentar uno de los trabajos presentados, el checoeslovaco Walter Eltis dijo que en materia agropecuaria los argentinos habíamos cometido todos los pecados imaginables, excepto introducir la reforma agraria; y que en cuanto lo hiciéramos… ¡importaríamos alimentos!
Un cuarto de siglo después, lo que en aquel momento parecía una mera ilustración propia del ambiente académico, está por convertirse en realidad. Al inaugurar la Exposición Rural el titular de la Sociedad Rural Argentina ratificó una cuestión que se va a convertir en un símbolo: el año que viene los argentinos festejaremos el bicentenario de la Revolución de Mayo comiendo carne y trigo importados.
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