que feo el vestido... y se ve que es muy insegura y tenia miedo de que nadie la mirara si no tomaba medidas drasticas... me parece que se le fue la mano...
Va una vieja "Canción a Stalin" (que a la luz de la historia pone los pelos de punta, pero entonces resultaría inspiradora) escrita por Nicolás Guillén, un poeta cubano que, por lo demás, ha escrito cosas bellísimas.
Pero cuando caemos en el culto a la personalidad, hacemos cagadas. Me pregunto adónde joraca está la diferencia entre el vestidito y la poesía:
Stalin, Capitán, a quien Changó proteja y a quien resguarde Ochún. A tu lado, cantando, los hombres libres van: el chino, que respira con pulmón de volcán, el negro, de ojos blancos y barbas de betún, el blanco, de ojos verdes y barbas de azafrán. Stalin, Capitán.
Tiembla Europa en su mapa de piedra y de cartón. Mil siglos se desploman rodando sin contén. Cañón del Austro al Septentrión. Cabezas y cabezas cortadas a cercén. El mar arde lo mismo que un charco de alquitrán. Bocas que ayer cantaban a la Verdad y el Bien Hoy bajo cuatro metros de amargo sueño están... Stalin, Capitán.
Pero el futuro afinca, levanta su ilusión allá en tu roja tierra donde es feliz el pan, y altos pechos armados de una misma canción las plumas de los buitres detienen, detendrán, allá en tu helado cielo de llama y explosión, Stalin, Capitán.
El jarro de magnolias, el floreal corazón de Buda, despereza su extático ademán; gravita un continente sobre el Mar del Japón: rudo bloque de sangre de Siberia a Ceylán y de Esmirna a Cantón... Stalin, Capitán.
Tambores africanos con resonante son sobre selva y desierto su vivo alerta dan, más fiero que el metal con que ruge el león; y alzando hasta el Pichincha la tormentosa sien América convoca su puma y su caimán, pero además engrasa su motor y su tren. Odio por dondequiera verá el ciego alemán la paloma, el avión, el pico del tucán, el zoológico río de vasta indignación, las flechas venenosas que en pleno blanco dan, y aun el viento, impulsando sus ruedas de ciclón...
Stalin, Capitán, a quien Changó proteja y a quien resguarde Ochún... A tu lado, cantando, los hombres libres van: el chino, que respira con pulmón de volcán, el negro, de ojos blancos y barbas de betún, el blanco, de ojos verdes y barbas de azafrán... ¡Stalin, Capitán, los pueblos que despierten junto a ti marcharán!
La pucha que es lindo ser progre.
ReplyDeleteque feo el vestido... y se ve que es muy insegura y tenia miedo de que nadie la mirara si no tomaba medidas drasticas... me parece que se le fue la mano...
ReplyDeletejajajajaj
Parece una maid
ReplyDeleteReconforta ver que la pelotudez es universal
ReplyDeleteLiteralmente hasta las cachas con Obama.
ReplyDeleteJatejoder.
JL
Va una vieja "Canción a Stalin" (que a la luz de la historia pone los pelos de punta, pero entonces resultaría inspiradora) escrita por Nicolás Guillén, un poeta cubano que, por lo demás, ha escrito cosas bellísimas.
ReplyDeletePero cuando caemos en el culto a la personalidad, hacemos cagadas. Me pregunto adónde joraca está la diferencia entre el vestidito y la poesía:
Stalin, Capitán,
a quien Changó proteja y a quien resguarde Ochún.
A tu lado, cantando, los hombres libres van:
el chino, que respira con pulmón de volcán,
el negro, de ojos blancos y barbas de betún,
el blanco, de ojos verdes y barbas de azafrán.
Stalin, Capitán.
Tiembla Europa en su mapa de piedra y de cartón.
Mil siglos se desploman rodando sin contén.
Cañón
del Austro al Septentrión.
Cabezas y cabezas cortadas a cercén.
El mar arde lo mismo que un charco de alquitrán.
Bocas que ayer cantaban a la Verdad y el Bien
Hoy bajo cuatro metros de amargo sueño están...
Stalin, Capitán.
Pero el futuro afinca, levanta su ilusión
allá en tu roja tierra donde es feliz el pan,
y altos pechos armados de una misma canción
las plumas de los buitres detienen, detendrán,
allá en tu helado cielo de llama y explosión,
Stalin, Capitán.
El jarro de magnolias, el floreal corazón
de Buda, despereza su extático ademán;
gravita un continente sobre el Mar del Japón:
rudo bloque de sangre de Siberia a Ceylán
y de Esmirna a Cantón...
Stalin, Capitán.
Tambores africanos con resonante son
sobre selva y desierto su vivo alerta dan,
más fiero que el metal con que ruge el león;
y alzando hasta el Pichincha la tormentosa sien
América convoca su puma y su caimán,
pero además engrasa su motor y su tren.
Odio por dondequiera verá el ciego alemán
la paloma, el avión,
el pico del tucán,
el zoológico río de vasta indignación,
las flechas venenosas que en pleno blanco dan,
y aun el viento, impulsando sus ruedas de ciclón...
Stalin, Capitán, a quien Changó proteja y a quien resguarde Ochún...
A tu lado, cantando, los hombres libres van:
el chino, que respira con pulmón de volcán,
el negro, de ojos blancos y barbas de betún,
el blanco, de ojos verdes y barbas de azafrán...
¡Stalin, Capitán,
los pueblos que despierten junto a ti marcharán!