La intervención del estado en la economía siempre sigue el mismo patrón.
Una vez que los funcionarios iluminados detectan un sector dinámico en la economía primero llegan los impuestos, después las regulaciones y, finalmente, cuando lo terminaron de destruir, los subsidios.
En ese sentido la Argentina kirchnerista constituye un ejemplo de libro de texto, pero también pasa en países a los que les va como a EEUU.
Si el objetivo fuera favorecer a los consumidores o a los clientes, hace rato que hubiera quedado muy claro que sería preferible toda la vida que el estado no empiece por introducir distorsiones en el mercado para no tener después la necesidad de intentar remediarlas con más distorsiones, esta vez bajo la forma de subsidios.
Pero claramente el objetivo no es lograr eficiencia para producir más y mejores bienes y servicios a precios cada vez más bajos sino dar más poder a la corporación política y los grupos que tienen mayor llegada a ella.
Siempre recuerdo, hace unos cuantos años, que se comenzó a hablar de energía eólica en la Patagonia.
ReplyDeleteDe inmediato apareció un proyecto en la legislatura de Chubut para ponerle un impuesto.
El impuesto ... ¡¡al aire!!