No nos ilusionemos. Lo más probable es que el próximo gobierno, peronista o no, elegido o designado por el congreso, trate de seguir piloteando la crisis sin mayores cambios, especulando con una mejora de los precios de los commodities.
No creo que haya ni voluntad ni poder político para intentar algún cambio de envergadura. Se retocarán las cosas que hagan falta retocar para seguir tirando. Aumentarán las tarifas de los servicios públicos para tratar de hacer más manejable al déficit, liberarán algunos precios y sincerarán algunas estadísticas para conseguir financiamiento del FMI u otros organismos, pero no mucho más que eso.
El resultado será una larga agonía, un descenso ininterrumpido hacia niveles de falta de libertad, pobreza y atraso que antes creían exclusivos de los estados semi fallidos del subcontinente.
Eso sí, la culpa seguirá siendo del “neoliberalismo” y del “fundamentalismo de mercado”.
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