Yo creo que el problema no es tanto que los argentinos tengan tendencia a las expresiones violentas sino el uso de la violencia como método político.
Tal vez tenga que ver con el hecho de que a) socialmente la confrontación tiene mucha mejor imagen que la negociación y la búsqueda de consensos, b) las instituciones naturales donde deberían tener lugar los debates, como las legislaturas en los tres niveles de gobierno, son cascarones vacíos y c) el clima de anomia que hace cada día más válido aquello de que “el que no llora no mama”.
se da el fenómeno horda: nadie es violento de a uno
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