Álvaro Vargas Llosa sostiene que a muchos brasileros se les subió la fama a la cabeza:
La revista The Economist advirtió a los brasileños la semana pasada que se cuiden de su “hubris” o ambición insolente, recordándoles que tienen un largo camino por recorrer para ser una gran potencia.
Muchas personas estudian por qué algunas naciones son pobres y otras ricas. Se estudia menos a los países que están a mitad de camino entre esas dos orillas. Observar a Brasil nos da pistas sobre la mentalidad de aquello que llaman “nación emergente”. El país corre el riesgo de confundir desarrollo, una condición socioeconómica, con “status”, que es la proyección y el reconocimiento del poder de un país.
Definitivamente, creérselas es lo peor que puede pasarles, si no me creen, miren a la Argentina.
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