Bi Ei

En estos días me acordé de una anécdota que solía contar una prima de Saint Michael of Tucumán.

Cuando estaba en los últimos años de la primaria, en la segunda mitad de la década del 70, su escuela organizó un intercambio de cartas con los alumnos de una primaria de la ciudad de BA. No me acuerdo exactamente por qué, pero creo que tenía que ver con la celebración del 9 de Julio. A cada chico de Tucumán le asignaron uno de BA y debían escribirse mutuamente. En esa época era por carta manuscrita, que se despachaba en el correo, previo pago de franqueo, y había que esperar dos o tres semanas para que llegue la respuesta. No había computadoras ni correo electrónico,

Mi prima aún de grande se acordaba de la carta de su amigo epistolar de BA. Le decía que qué lindo debía ser ir a la escuela en carreta o a lomo de burro por calles de tierra y le preguntaba cómo era la vida en un rancho de adobe. Le contaba con lujo de detalles lo que era un auto y un semáforo y cómo era llegar a la casa después de clase a tomar la leche y ver los dibujos animados en la tele.

Al principio pensaron que este chiquito les estaba tomando el pelo. Pero notaron básicamente el mismo tenor en varias de las cartas que habían recibido sus compañeritos. Los alumnos de esta escuela primaria de la Capital Federal estaban convencidos de que la ciudad de S.M. de Tucumán era la tal como aparecía en las ilustraciones de los manuales de primaria para acompañar los textos sobre la Declaración de la Independencia.

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También en los 70, un año acompañé a mi abuela en uno de esos viajes a Mar del Plata que se organizaban para los jubilados. Parábamos en un hotel pero todas las noches íbamos a comer al restaurante de otro que estaba cerca (el viaje era con cena incluida).

Al segundo o tercer día me hice amigo de unos chicos de más o menos mi edad. Lo primero que hicieron fue contarme que ellos eran de BA (no sé si de la ciudad o del GBA) y preguntarme de qué país era yo. No hubo caso de convencerlos, para ellos no era argentino. Ante mi insistencia para evitar una crisis de identidad fueron a preguntarle a la madre, que les explicó que sí, que efectivamente el territorio formal de la República Argentina se extendía unas cuantas leguas más allá de la Provincia de BA.

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Quiero aclarar que no es mi intención cargar las tintas ni difamar a los habitantes de esa zona del país. Para nada. Yo creo que en todas las grandes ciudades sus habitantes tienen una gran tendencia a creerse el centro del mudo. Es cierto sentido lo son, por lo menos en sus regiones. Pasa con los que viven en NY, que es más grande e importante que BA, y hasta con los habitantes de Montreal, que es mucho más chica que la metrópolis argenta.