De las ideologías, en su mayoría relacionadas con la izquierda, y que tienen ribetes religiosos, me parece que el común denominador es claro: el creyente obtiene beneficios instantaneos.
Creer en el cambio global me hace mejor instantaneamente, hablar a favor de los pobres y los desposeídos, idem. En general, son ideologías cuya declamación trae instantaneamente un baldazo de superioridad moral y en muchos casos aún poder real sobre nuestros iguales.
Las consecuencias reales de estas profesiones de fe son irrelevantes para los que las adoptan. A ninguno de ellos le interesa si el cambio climático es genuinamente demostrable o si las políticas socialistas son capaces de mejorar el bienestar general en el largo plazo. Si en diez años vamos a estar mejor porque Kraft se va de la Argentina o porque dejamos de producir alimentos para proteger y aumentar los bosques, para ponerle nombre y apellido.
Gratificación instantanea más desinteres en resultados de largo plazo solo dan una conclusión: esencialmente, las motivaciones de estos aparentes bienhechores desinteresados son fundamentalmente egoistas. Es religión o masturbación, como más les guste.
Creo que era Montaner el que decía que en el fondo el izquierdismo en LA no es más que una enorme pereza mental.
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