Emilio Cárdenas sobre la estatización de los medios electrónicos en Argentina. Vamos a ver si la oposición deja sin efecto la ley ahora que controla el congreso:
El poder político apunta así a dominar, a entera voluntad, todo el sector de las radiocomunicaciones, digitando la adjudicación de las frecuencias entre los amigos fieles y negándolas a los opositores o disidentes. Para los primeros, todo. Para los segundos, nada.
Para peor, quienes exceden los nuevos “límites” de audiencia establecidos en la ley no tienen derechos adquiridos, a nada. Deben vender (desprenderse) -todos ellos simultáneamente- de sus bienes y activos en un plazo absolutamente escaso y esperar que sus eventuales compradores puedan estar entre aquellos con posibilidades de ser aprobados por los kirchneristas, para que la transferencia sea válida. La demanda será reducida, está claro.
Un país con un inmenso sector de radio y televisión pública (que aplaude incansablemente al gobierno) achicará, en más, al sector privado. Hasta reducirlo a algo inocuo, intrascendente, casi sin peso en la opinión pública. Esa es la idea kirchnerista.
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