Honestamente no entiendo cómo es posible que un personaje nefasto como D’Elía, que se sentiría como en casa de capucha negra y AK47 en alguna barriada palestina, haya alcanzado semejante cuota de poder en un país como Argentina, que hasta no hace mucho aún conservaba importantes bolsones de modernidad.
Como símbolo, habla muy a las claras del dramático proceso de tercermundización del país.
Peor aún, tenemos como integrante del Consejo de la Magistratura -es decir, como selectora y acusadora de jueces- a una confesa stalinista como Diana Conti.
ReplyDeletePeor aún, tenemos como integrante del Consejo de la Magistratura -es decir, como selectora y acusadora de jueces- a una confesa stalinista como Diana Conti.
ReplyDeleteEncontré esto y no lo pude dejar de relacionar. Si la vergüenza que tuvo este tipo fuera contagiosa, no sabés el suicidio masivo que habría en las filas gubernamentales. Habría que ir con paraguas por afuera de las dependencias oficiales para que no te lluevan funcionarios.
ReplyDeleteJL