Se conoce otro complot para asesinar a la esposa de Kirchner. Los grandes intereses creados no la dejan gobernar, pobre.
Esta vez es un médico boliviano que fue a tomar un café en una confitería de Salta y escuchó a tres personas organizando el atentado en una mesa de al lado.
El gran problema de la justicia argentina es que si se convierte en jurisprudencia lo de meter preso a los argentinos por las imbecilidades que dicen en las mesas de café, no queda nadie suelto.
Haga lo que haga no lo logra.
ReplyDeleteInspira cualquier otro sentimiento menos lástima.
Anoche leía los comentarios de esa nota y me reía sola con las cosas que decían los lectores.
Y muchos tienen razón.
La gente está harta, saturada, podrida, de las ridiculeces que estos personajes pergeñan para estar en el candelero y tratar de generar, aunque sea, un mínimo esbozo de conmiseración o alguna emoción positiva hacia sus horribles y maquiavélicas personas.
Creo que a estas alturas no hace falta mucho más para darse cuenta que a los argentinos les están faltando el respeto e insultando su inteligencia con semejantes denuncias e investigaciones, entonces la gente se lo toma en solfa y responde al absurdo con burlas.
La victimización, las bufonadas, las intrigas y las traiciones, todo eso sumado a la dificultad de ser mujer...
No será mucho?