Me encantan estos análisis para tratar de encontrar alguna explicación racional a la Argentina kirchnerista.
Insisto con lo mismo de siempre. En realidad no hay demasiado para entender. Desde un comienzo, lo de Kirchner no fue otra cosa que la puesta en práctica a nivel nacional del sistema caudillista que aplicó durante los años que fue gobernador de Santa Cruz. El tipo se la pasó haciendo de Papá Noel, alimentando la maquinaria clientelista local sin mover un dedo para recaudar, con fondos que le caían de arriba por las regalías y coparticipación federal. Todos los beneficios, ninguno de los costos. El sueño del pibe argento.
Cuando llegó a la presidencia se encontró con una situación similar por los precios récord de los productos que exporta el país. Lo único que tuvo que hacer fue encontrar la manera de satisfacer el odio y el resentimiento de millones de argentos y de la noche a la mañana pasó de dirigente peronista de cuarta línea al mejor presidente de la historia.
Estamos hablando de una sociedad que se empeña en vivir en una irrealidad casi absoluta. Para darnos una idea del nivel estrafalario de delirio al que se llegó, hasta hace un par de años economistas profesionales, analistas especializados y periodistas te contaban que Argentina estaba reescribiendo la teoría económica, que el país había dado con un nuevo paradigma de desarrollo, sin ciclos, de suba permanente.
Aún hoy, al borde del abismo político y económico, amplios sectores de la clase media progre nacional y popular se niegan a aceptar que lo que fracasan son las políticas, no su implementación. Los argentinos y, por ende la corporación política, seguirán insistiendo con el socialismo nacionalista hasta que la realidad vuelva a imponer un cambio, que se volverá a aceptar a regañadientes y durará estrictamente lo necesario para acumular lo suficiente para volver a vivir de rentas durante algunos años más.
Que sea con felicidad.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.