Para entender por dónde pasa la fascinación de tantos argentinos por los personajes providenciales.
¿Tiene que ver con la búsqueda permanente de soluciones mágicas, de atajos?
¿Tendremos que resignarnos de una vez por todas a que la verdadera Argentina es la de D’Elía, Moyano y esta mujer?
Milagro Sala puede hoy ganarle Jujuy al senador radical Morales, porque sus dádivas kirchneristas calan en lo hondo de un pueblo hambriento. Hambriento no por las políticas neoliberales, como repiten los estúpidos, sino por décadas de peronismo dirigista y ausencia de liberalismo. Morales es a mi modo de ver un político muy pobre, pero Milagro Sala es peligrosa. No es Mandela, es Evo. Milagro Sala apunta a una Argentina donde haya una igualación hacia abajo. Urge denunciar a estos impostores que quieren que la Argentina se parezca a la Bolivia indígena y supersticiosa más que a la Europa de Platón, Descartes y Hume, a estos patanes que prefieren a la Venezuela de Chávez antes que a los Estados Unidos de Faulkner, Hemingway y Obama.
Excelente artículo, sin eufemismos.
ReplyDeleteQuizás quieran secesionarse y anexarse a Bolivia, enhorabuena, ¿no?
ReplyDeletePobre Bolivia.
ReplyDeleteDe todos modos, no quiero pecar de ingenuo ni de optimista corto de vista; estos personajes -como tantos otros de la misma calaña- son autoextinguibles como el telgopor. Emergen, se desplazan en la esfera política con el apriete y la amenaza; pero no mas allá de donde se lo permiten sus propios impulsos, y 'tanteando' hasta dónde pueden hacerse los malos. Saben que por cuanto más alto y más lejos quieren llegar, deben desprenderse inevitablemente de algunos elementos que hasta a ellos mismos les resultan perniciosos para encajar simpáticamente en el sistema. Sutilmente se desprenden primero de las bases, de los que fogonearon el liderazgo y quienes queda disponibles para otro 'luchador social'; cambian las convicciones y solo se reservan un puñado de posicionamientos como para que no parezca tan atroz la metamorfosis.
ReplyDeleteNo voy a rescatar las figuras radicales, peronistas o de aquellos partidos provinciales que comienzan a cosechar lo que sembraron. Una dirigencia que durante décadas actuó con los principios del lumpenaje y con el fin de conformar una cofradía mayor, en regiones en donde la Revolución Industrial sigue siendo una novedad; tampoco voy a repasar las grandes paradojas y contrariedades que caracterizan al interior 'nacional y profundo', y que tienen mucho que ver con este sistema de liderazgos flatulentos. Lo que sí no deja de ser llamativo e inclusive paradójico, es que la sublimación de estos personajes tan nefastos para la historia y el camino de un país corre por cuenta de sujetos que ocupan un papel central en la política, como también otros 'referentes' de diversas ramas que se conmueven (o se palometean en las patas) ante tamaña 'figura' y la exhiben como 'el país posible'.
Yo lo he visto ya. Esta mina llega a rascar alguna banca, hace un par de piruetas para el deleite de la progresía y luego de unos años, si no tiene suerte como funcionaria de 'Desarrollo Social' (o quizá luego de un escandaloso paso por ahí), la vamos a ver al frente de un comedor comunitario en el GBA, reclamando los 200 kilos de leche en polvo por día que le prometieron antes de las elecciones.
Francisco, comparto, la opción más benévola (o menos grave) para el país es que se la trague el “aparato”. Hasta ahora casi siempre funcionó así. Pero no descartemos que en algún momento deje de hacerlo y la cosa degenere en chavismo puro y duro.
ReplyDeleteY dónde andará el Perro Santillán?
ReplyDeleteY dónde está el perro Santillán?? Sigue contando los billetes de la valija que le dieron?
ReplyDeleteMe dió miedo el anónimo... me está espiando?
ReplyDeleteEl Can Santillán, me había olvidado. Un verdadero vanguardista.
ReplyDeleteEs cierto Louis, en eso estoy preocupado, que la permanente eyección de estos engendros termine por prevalecer en el sistema.
ReplyDeleteEl perro Santillán es funcionario de la Municipalidad de Jujuy...creo que eso explica un poco mi post anterior.