Mar 6, 2010

Me encantaría saber qué piensa Sergio, un comentarista de lujo chileno que solía visitar el blog, de todo esto.

¿Qué será de su vida?

6 comments:

  1. Luis, soy Sergio y estoy bien. Afortunadamente todos mis familiares se encuentran bien y lo único que perdió mi papá fue una muralla de una casa en Chillán. A ver si mañana te escribo un post más largo con mis opiniones. Por ahora (1:55 am en California) te dejo con esto: desde dentro se tiene que sentir y vivir tremendo (yo viví el terremoto del '85 en Chile). Desde fuera hay matices que los directamente involucrados no ven ni quieren ver.

    Hasta mañana y un abrazo.

    Sergio

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  2. Sergio, me alegro de que tu familia esté bien. Por o que me cuentan amigos chilenos, fue tremendo. Por suerte ellos también están bien. Espero tu post.

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  3. Luis, estas son mis observaciones con respecto a lo del terremoto en Chile.
    Preparación: el país estaba más o menos preparado para el desastre. Más preparado de lo que estaría ningún otro país latinoamericano; menos, mucho menos de lo ideal. La vasta mayoría de los edificios antisísmicos lo eran y eso queda demostrado en el muy bajo número de víctimas fatales a pesar de que el 8.8 fue el segundo más fuerte en la historia de Chile. Sin embargo, la respuesta al desastre deja mucho que desear, tanto de una parte de la población como del gobierno. Aquí la preparación falló, porque cuando la presidente sale por tele declarando que este era un desastre insólito, está mintiendo descaradamente: el país que sufrió el terremoto más intenso del planeta desde que se miden los terremotos (1960, Valdivia, 9.5 en la escala de Richter) no puede darse el lujo de pretender que estos son hechos "insólitos." La respuesta a la emergencia, con caminos y puentes cortados, sin agua, sin luz, sin teléfonos, fue vacilante y tímida (centralista también, con demasiados presoneros y encargados satisfechos de que el sismo no había causado mayores daños en Santiago) justo cuando se requería decisión y firmeza. No estaban preparados los conductos de emergencia para abastecer de agua y víveres a la población. No había un sistema de telecomunicaciones eficiente que pudiera obviar los postes de teléfonos y torres celulares en el suelo: Hillary Clinton le regaló un teléfono satelital a Bachelet. De los miles de millones de dólares que Chile ha gastado en defensa en los últimos diez años podrían haber sacado cien millones para regar teléfonos satelitales por todo el país y construir quince centros de emergencia, uno por región, con poderes ejecutivos en caso de desastre aislante, como le ocurrió a Concepción, que se desentendió del resto de Chile por cuatro o cinco días. Eso tendrían que haber hecho si hubiesen querido estar bien preparados. Continúa.

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  4. Continuación.
    La Respuesta: muy mala en los primeros días, con cobardía política donde la imagen de la presidente pasó a ser más importante que la vida y propiedad de los habitantes del país. Así, los militares, los únicos con la capacidad logística y entrenamiento como para asistir a los cientos de miles de damnificados, quedaron marginados para que Bachelet no despidiera su periodo presidencial con milicos en las calles. Les salió el tiro por la culata, ya que la gente aplaudió a los militares una vez que éstos reestablecieron el orden y las críticas al gobierno no han sido tímidas.

    Por estos días, la respuesta es mejor en todo sentido, a juzgar por los comentarios de parientes en Chile y la prensa que he leído. Se han levantado puentes mecano, se han resstablecido las comunicaciones viales en gran parte de la zona afectada, se acabaron, parece, los saqueos. Esto último no tiene que sorprender a nadie que conozca al Chile actual. No es la pobreza; es la criminalidad impune. Cada año para el 11 de septiembre y también en otra fecha denominada Día del Joven Combatiente, el lumpen y los terroristas, junto con criminales oportunistas que aprovechan el caos pero que no son criminales de carrera, se toman las calles de Santiago, Valparaíso, Concepción, y por horas destruyen propiedad pública y privada, atacan a quien quieren, matan Carabineros, y nadie les ha parado el carro en 20 años de gobierno concertacionista. Los Carabineros no pueden responder con fuerza letal ni siquiera cuando les quemaron vivo a uno de ellos con un cóctel molotov. En cada jornada arrestan a cien o doscientos que luego salen a las 48 horas libres de polvo y paja porque la nueva escuela de jueces de Chile (jueces que jamás han sido abogados pero que comulgan en la capilla de la "justicia popular") los deja libres, ya que se los considera jóvenes desfavorecidos socioeconómicamente. En un país donde una generación entera ha crecido sabiendo que gozan de impunidad criminal y donde el gobierno ha incentivado el concepto del deseo como derecho (deseo una computadora nueva, así que la saqueo de un local porque soy pobre y nadie me va a hacer nada) no debe sorprender que saqueadores aprovecharan el desastre para hacerse de lo que ansiaban. Si el gobierno hubiese enviado a los militares desde el primer día a coordinar el esfuerzo de ayuda, búsqueda, y salvataje, no habría habido saqueos. Si el mismo gobiernmo no hubiese convencido a toda una generación de que la criminalidad no tiene consecuencias, los saqueos habrían sido mucho menores. Continúa.

    Sergio (la razón de los posts múltiples es que blogger no me permite colgar todo mi comentario de una vez)

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  5. Final.

    Perspectivas: desde afuera y desde adentro se ve diferente, y hay matices en ambas posiciones. La mayor parte de la prensa en inglés que he leído se divide políticamente: la prensa progre o seudoprogre alaba a Bachelet, culpa a la dictadura de las vacilaciones del gobierno, y achaca los saqueos a la mala distribución del ingreso en Chile. La prensa de derecha va más con mi opinión de los hechos. Donde casi toda la prensa que he leído se ha equivocado es en decir que Bachelet rechazó en nun principio la ayuda internacional. Falso. Bachelet claramente dijo que esperaran con las ayudas mientras Chile dejaba claro qué necesitaba. Desde Univisión hasta Time magazine decidieron tergiversar lo dicho por la presidente por razones que no me quedan claras.

    Finalmente, nos golpeó fuerte, se equivocó la Armada, al parecer murieron más personas causa del maremoto, y este invierno se acerca y Piñera tendrá que facilitar albergues para un millón de habitantes mientras imbéciles construyen la torre más alta de latinoamérica en Santiago por la bagatela de 600 millones de dólares. Nos pilló sin buques polivalentes, sin suficientes hospitales de campaña, sin suficientes plantas portátiles para purificar agua, y sin la suficiente capacidad política de tomar decisiones duras. Como estos desastres no son novedad en Chile, para el próximo deberíamos estar mejor preparados.

    Un abrazo.

    Sergio

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  6. Gracias, Sergio. Espero que sigas participando en el blog. Si te parece bien, mandame tus cosas por mail para no tener que dejarlas en arios comentarios.

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