Para mucha gente, a la luz de lo que vino después, se agigantó la figura de De la Rúa, el Illia del siglo XXI. Te cuentan que fracasó por decente, por honesto, por no estar a la “bajeza” de las circunstancias, por ser demasiado buena gente para el sistema político argentino.
Por lo que leo, tengo la sensación de que se está poniendo de moda una línea argumental similar entre mucha gente sobre los fracasos de la oposición. La idea es que no dan pie con bola por no ser lo suficientemente mafiosos para lidiar con Kirchner y/o el peronismo.
Y, por supuesto, fracasar por virtuoso no es fracasar.
No lo tomen a mal, pero deberían darse cuenta de que se trata de un nuevo intento de vender otro fracaso como éxito.
El proyecto de la Alianza fracasó, entre otras cosas, por carecer de un mínimo consenso sobre el proyecto político que representaba, más allá de ganar las elecciones.
La oposición fracasa porque las diferencias con el kirchnerismo son de forma, no de fondo, lo que los deja con muy poco para ofrecer como alternativa y, al mismo tiempo, facilita la tarea del kirchnerismo de comprarlos con una tasa de café con leche con dos medialunas de grasa.
Casi nadie entiende el funcionamiento de la política argentina.
ReplyDeleteLas propuestas casi no difieren. Son todas versiones casi indistinguibles de populismo rabioso. Nadie se atreve a ofrecer algo diferente porque saca 3.000 votos a nivel nacional.
El problema está en la gente, y eso no sé cómo se arregla.
Creo, como el Prof. Avila, que no hay otra solución que importar instituciones de los países más serios y prósperos mediante TLC.
ReplyDeletePablo
Comparto, Pablo.
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