De Pablo sobre la absolutamente disparatada “política” energética de la Argentina de la dignidad y del trabajo, en la que los pobres subsidian a los ricos:
Estamos en el peor de los mundos. Por la negativa a aumentar el precio que reciben los oferentes locales, importamos gas a varias veces el precio internacional. Para abastecer a los consumidores individuales y familiares que están conectados a las redes (en general, los de mayores recursos), transformamos el gas muy caro en energía eléctrica muy barata, para lo cual es necesario subsidiar la diferencia; quienes no están conectados a las redes pagan “fortunas” para obtener gas en garrafas. Quiero creer que éste no es un buen ejemplo del “nuevo modelo de país”, del cual hablan los funcionarios y algunos entusiastas seguidores que tienen en el sector privado.
El tema del gas es de locos, pero De Pablo comete un pequeño error, las garrafas ya no valen un ojo de la cara: Hay "garrafas sociales" a precio controlado y con una serie de subsidios, claro que como consecuencia de todo esto el el butano con que se llenan las garrafas y que junto con el propano son gas licuado de petroleo (GLP) que no tiene nada que ver con el gas natural sino que es un subproducto de la destilación del petroleo y pariente cercano de las naftas también escasea porque a las refinerías les resulta antieconómico extraerlo y lo dejan dentro de las naftas que por ahora tienen precio libre. Como se ve lejos de aprender, esta gente redobla la apuesta a cada instante y de seguir así nos terminaremos c... de frio.
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