Miren que meterse con la religión oficial argentina:
Fútbol no es cultura. Es deporte. Y lo es cuando lo practica uno, no cuando lo ve por tele.
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¿Es malo que se utilice políticamente el fútbol?
Un sistema político que incentive el fanatismo por el fútbol es un sistema pobre, pobrista, que presenta a la pobreza espiritual como cultura popular, condenando a las personas a situaciones de bajo desarrollo individual y social.
Disiento en algo con Rozitchner. El dice que el fútbol es "es un hermoso deporte, atractivo, apasionante".
ReplyDeletePara mí es uno de los deportes más aburridos que hay, mezquino, de tácticas conservadoras, de escasísimos goles, se presta al juego sucio y a que gane el más vivo y no el que más arriesga.
Allá hace más de 10 años Sebreli escribía "La era del fútbol". Interesante libro que hizo a más de un progre salir a defenestrarlo.
ReplyDeleteRecuerdo por esa época cuando Dolina indignado maltrató al libro y a su autor para luego al día siguiente concordar con su contenido.
Solo recordé el suceso, muy cerca del mundial del '98.
Salu2
los comentarios en la nota de Roz.. son de terror
ReplyDeleteLo que siempre me llamó la atención del fútbol es que es de los pocos deportes en los que no aplica el dicho de “no pain, no gain”. Me parece que ése es justamente su atractivo.
ReplyDeleteDespués de haber seguido el fútbol muy de cerca por unos quince años, me hallé con que los partidos de fútbol, si no te interesa que un equipo gane o el otro pierda, es muy aburrido.
ReplyDeleteRecuerdo el capítulo de los Simpsons en el que Homer no bebe cerveza mientras mira un partido de béisbol y observa "nunca me había dado cuenta de lo aburrido que es este deporte".
Quizás alguna vez el fútbol profesional fue más divertido, pero ahora es un juego en el que la defensa prevalece demasiado por sobre el ataque, está demasiado basado en la fuerza y la resistencia físicas. Es como la ametralladora en la Primera Guerra Mundial. Ahora el fútbol es guerra de trincheras, no cargas de caballería.
Y lo peor es que la gente vulgar, que obviamente es la mayoría, le da una enorme importancia a resultados de partidos de fútbol que sin dudas no implican ningún cambio en la vida de nadie (salvo quizás de la de algún jugador o el técnico) para dar un poco de color a sus grises vidas.
Hoy por hoy puedo ver cada tanto un partido del Barcelona, todavía algunos son divertidos, y algún partido de River (ninguno es divertido) por haberlo seguido tantos años. La NBA sí me parece un espectáculo entretenido, porque la dirigencia se ocupa de que lo sea cambiando reglas y buscándole la vuelta.
Jugar al fútbol sí es divertido, pero la gente está demasiado obsesionada con ver cómo los otros practican deportes en lugar de practicarlos.
Cuando iba a la cancha, desde los 15 hasta los 27 años, me divertía con la ficción de que los resultados importaban pero no creía que el mundo girara alrededor de una pelota; veía personas de la edad de mis padres obsesionadas con el partido y el campeonato y sabía muy bien que nunca iba a llegar a esa edad perdiendo de esa forma mi tiempo.
Blogovido, es tal cual. Es increíble ir a la cancha y, si el resultado es una derrota, ver a la gente irse enojada, triste, con sentimientos sinceros. A mí me pasaba eso de pequeño, pero con la madurez se supone que uno pone todo en su lugar, con perspectiva. Choca ver gente grande, profesionales, estudiantes universitarios, adoptar el resultado de un deporte/juego, como algo tan vital para sus vidas.
ReplyDeleteOtro debate que me parece interesante: ¿tiene sentido que un país no futbolero gaste 2300 millones de dólares en la organización? ¿Es viable la construcción de un estadio de entre 200 y 400 millones de dólares para un pueblo donde el deporte pasa mas por el rugby y el criquet? Me van a decir: pero la enorme poblacion negra se interesa por el fútbol. Esta bien, pero la realidad indica que muy pocos pueden pagar una entrada.
En cuanto a seguridad, el gasto asciende a más de 5 mil millones
Mis compañeros de trabajo se pasaban fácilmente una hora el lunes a la mañana peleándose y haciéndose mala sangre hablando de los partidos de fútbol del domingo. Algunos faltaban para evitar las cargadas.
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