Aug 21, 2010

Amigos, parientes y conocidos me comentan que en estos últimos años hubo un aumento explosivo de limpiavidrios, estacionadores y demás mendigos/extorsionadores callejeros profesionales en el país, a tal punto que ya pasaron a ser parte integral del decorado, ¿es tan así?

10 comments:

  1. A los "estacionadores" les decimos "trapitos".
    Cualquier fulano toma un trapito de color en la mano y se instala en una cuadra y pretende hacerte estacionar mejor de lo que lo harías solo (ok, hay muchos que necesitan ayuda) o te va marcando un lugar disponible más adelante, todo esto agitando el trapito (como invitando a estacionar, no como si bailara minué, m'esplico?).

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  2. ¿Sabés cuál es un gran indicador del éxito del "modelo", Louis? La cantidad de mangueros al lado de las boleterías de la terminal de trenes del Mitre en Retiro.

    Hace algunos años nomás, como punto de comparación vos tenías a lo sumo un manguero junto a una sola de las ventanillas abiertas al público.

    Hoy en día, que tenemos Dignidad y que nos mueve el amor al pueblo, tenés mínimo uno o dos (el set madre-bebé) por cada boletería abierta, más dos o tres que van itinerantes entre las distintas ventanillas.

    Y los chiquitos hacen sus primeras armas en el mangueo al lado de las expendedoras automáticas de boletos.

    Un éxito de locos, el modelo.

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  3. Mayor, me gustaría tu opinión, ¿cómo te explicas entonces el entusiasmo que sigue generando el “modelo”? ¿Tiene que ver con lo emocional/testicular?

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  4. Si tuviera que definir el clima presente, "entusiasmo" no es una palabra que usaría.

    No hay día que pase que no escuches a alguien con la puteada en la punta de la lengua por algo que pasa o que escuchó por ahí, sea la inseguridad, la inflación, lo de Fibertel, la última patoteada de Moreno o los tweets de Caníbal Fernández o Héctor Twitterman.

    Me parece que pasa más por una cuestión de disonancia cognitiva. Se percibe que en estos años la calidad de vida disminuyó, se siente un clima de "malaise" como el que le tocó al manisero Jimmy Carter pero con esteroides, y que existe una tendencia generalizada al empeoramiento de las cosas en todos los ámbitos. Si le tirás la lengua al argento promedio, va a reconocértelo tarde o temprano.

    La cosa es que por vergüenza de los que lo saben y creen, y por no hacer la conexión mental en el caso de los que no, no vas a oir a nadie vinculando públicamente el "modelo" con el lamentable presente actual.

    El "entusiasmo", si existe, está acotado a los mercenarios de siempre, caso 678 y la constelación de "intelectuales" y "famosos" que descubren su pasión kirchnerista, o a los que como el diputado Jorge Rivas, están fascinados con el kirchnerismo por "sus enemigos".

    Para el ciudadano de a pie, en cambio, pasa más por el espanto que generan a veces los popes de la oposición, que no pueden ponerse de acuerdo ni para repartirse los costos del delivery de una grande de muzzarella, que por un genuino amor hacia Néstor y Cristina.

    A excepción de los gurkhas que puedas encontrar, lo más pro-kirchnerista que vas a oir son comentarios del estilo "son unos hijos de puta, pero saben mandar y tienen más autoridad que los pelotudos de la oposición".

    Además, es tal el bombardeo propagandístico que se vive, es tan difundido y tan omnipresente que llega un punto en que tenés que hacer un gran esfuerzo para distinguir las mentiras de la verdad. Tanto te dicen que "Kirchner repunta" que llega un momento en que por más antiK que seas, empezás a pensar que a lo mejor es así.

    Y mal que mal el argento promedio, como todo hijo de vecino, sólo quiere vivir su vida de la mejor manera posible. Es tal el clima que existe la entendible tendencia a escaparle a como dé lugar.

    En fin, esa es mi opinión.

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  5. A Luis y Mayor Paine: lo que dijeron es lamentablemente cierto y hasta les puedo dar otros ejemplos:

    -En el subte de la ciudad de Buenos Aires está lleno de chicos que piden monedas o que venden chucherías.

    -Yo suelo tomar el tren que va de Tigre a Retiro y casi siempre hay un vendedor ambulante después de otro, sin contar aquellos que tocan música o son discapacitados.

    -Mayor Paine seguro lo sabe: antes de llegar a Retiro y cerca de la favela 31 (ya no villa 31), en un momento yo veía una sola casilla en medio de dos vías de ferrocarril al lado de una cancha de tenis (queda del lado del Shopping Paseo Alcorta esa cancha). Ahora hay tres casillas y se puede ver que hay familias viviendo ahí.

    -Mayor Paine seguro lo vió y lo ve: en la estación de subtes de Retiro (línea C) no hay día en que haya alguien mangueando ejemplares del diario La Razón (repartidos gratuitamente en el tren o subte, pero que otros los manguean para después venderlos) o que haya gente (y hasta chicos) durmiendo en el piso.

    -En la peatonal Florida está lleno de gente mendigando y más de una vez siempre está el set madre-bebé nombrado por Mayor Paine.

    Andrés

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  6. Andrés, doy plena fe de que es así como lo decís. En mi caso viajo en los ramales Mitre y José León Suárez porque los dos me dejan bien, pero veo exactamente lo mismo.

    Lo del mini-asentamiento al lado de la cancha de tenis es de terror, porque es un sucucho de mierda entre una reja y el terraplén de la vía que no te podés imaginar que alguien pueda usar para montar una casa.

    Los mangueros de La Razón a veces te esperan en el andén de trenes de Retiro, o en las otras estaciones de la línea.

    Y sobre los vendedores ambulantes en los trenes y subtes es tan así que más de una vez pasa que coinciden dos en el mismo vagón y tienen que negociar para ver cuál hace primero su pasada de oferta, mientras el otro aguanta hasta que llegue su turno de manguear.

    Y un último detallito: aquella "Villa Nylon" de la que tanto hablaron esta semana, lo que no te dicen es que si venís por la Autopista Illia ves un cartel en una pared del asentamiento que dice "Villa K 31", como si fuera el modelo del Modelo.

    Salute.

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  7. O sea, me llegas a amenazar con una barreta a mi y a mis hijos y te vas con un agujero en la frente, espero no parecer muy intolerante.

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  8. Los éxitos del “modelo”, es creer o reventar.

    Qué dirá la gran clase media progre, tan sensibles a estas cosas.

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