Con mayor experiencia internacional que Argentina en procesos inflacionarios y experimentos monetarios de todo tipo.
Y, sin embargo, los argentinos parecen no haber aprendido la lección. En la Argentina del año 2010, después de dos hiperinflaciones y décadas de inflación crónica, se siguen debatiendo sus bondades, convencidos de que esta vez los salarios subirán más rápido que los precios.
Chicas, no se corran en la silla que se les arremanga la chabomba. Esta vez seguro que sale bien:
La inflación de dos dígitos actual no ha sido el precio a pagar por crecer y mantener bajo el desempleo, sino que ha sido el precio a pagar por crecer a través de una política intensiva en gasto público –ineficiente y muy poco “progre”– y por tratar de compensar, con “pseudo heterodoxia”, la falta de instituciones, mercado de capitales y aliento genuino a la inversión y a la producción.
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