No hay caso, es creer o reventar.
Yo honestamente cada día entiendo menos.
Si a alguien se le ocurre invertir varios millones en un emprendimiento inmobiliario (Dios nos libre y guarde si es productivo) en cualquier barrio normal de la ciudad de BA, cumpliendo con todas las leyes y normas en los dos niveles de gobierno, corre el riesgo concreto de tener que lidiar con la acción directa (hostigamiento, bah) de vecinos y otros grupos de activistas en defensa del patrimonio histórico/arquitectónico, la calidad de vida, la dignidad, la identidad y demás cuestiones de moda en el momento de la ciudad.
Pero cualquier hijo de vecino puede armar un asentamiento precario ilegal en cualquier parte de la ciudad con absoluta impunidad, sin que a nadie se le mueva un pelo.
Y esto después de 8 años del "mejor gobierno de la historia", con populismo "progre" incorporado.
ReplyDeleteY acá en Córdoba, cada vez más edificios y construcciones...tanto quilombo que armaron los sojeros y fue este gobierno el que más los benefició... Y decían que el 2009 iba a ser malo...
ReplyDeletePablo, Argentina se beneficia de los precios internacionales más altos en 100 años de los productos que exporta. No tiene absolutamente nada que ver el gobierno. El país es capaz de exportar más por las inversiones que se hicieron en los 90 que posibilitaron una revolución tecnológica en el sector agrícola ganadero.
ReplyDeleteEl régimen kirchnerista esquilma con impuestos confiscatorios al único sector de la economía verdaderamente competitivo a nivel internacional para financiar a un sector industrial prebendario que no es capaz de competir ni con Brasil y mantener un aparato clientelista sin precedentes en la historia reciente del país.
Me parece que ni te tomaste el trabajo de leer la nota de La Nación antes de opinar. Habla del crecimiento explosivo de los asentamientos precarios en las zonas más caras de la ciudad de BA.
Durante el año 2009 se produjo una caída muy marcada del PBI.
Espero que no te moleste que exprese mi frustración al comprobar que millones de argentinos siguen viviendo en una realidad paralela.