A los colectivistas sencillamente no les entra en la cabeza:
This is the issue of this election. Whether we believe in our capacity for self-government or whether we abandon the American Revolution and confess that a little intellectual elite in a far distant capitol can plan our lives for us better than we can plan them ourselves.
Un comentario un poco largo que coloqué en el blog de Rozitchner:
El pasado es un problema resuelto. Fué.
El futuro es oportunidad. Si al futuro sólo lo vemos como problema, el problema somos nosotros. La realidad sólo "es". Para el que quiere vivir sin "sobresaltos", lo mejor es el cementerio. Son los sobresaltos y las sorpresas percibidas, ya no como amenazas sino como oportunidades, las que nos darán de comer y de disfrutar de la vida.
Para cambiar la realidad, primero debo cambiar mi actitud y para cambiar mi actitud hacia la realidad debo, primero, enriquecer la percepción (conocimiento) que de élla poseo, no "enroscándome" en problemas que no estoy en posibilidad de resolver ni apoyando causas perdidas. Esos no son problemas, esas son excusas disfrazadas de problemas para no comprometerme con las soluciones. También debo reconocer los logros de la civilización que hoy se encuentran incorporados a nuestra vida diaria como instituciones y a las que los gobiernos, arrogantes en su ignorancia y al intervenir en su diseño, muchas veces destruyen, incorporando más incertidumbre que la que dicen querer reducir.
Un dato de la realidad actual es la actitud originada por el pensamiento denominado "progresista" que campea por el mundo y que, de progresista, no tiene nada.
Es justamente ese pensamiento limitado, esa actitud progresista, la más retrógrada y conservadora, la más escéptica acerca de la naturaleza humana y del futuro. La más "atornillada", la más "enroscada" con el pasado. La más comprometida con redistribuir la riqueza existente, que con generar nueva riqueza para distribuir entre una población que se duplica cada 40 años. La que sólo avizora desgracias: "calentamientos", escaseces, "vienen por el agua", hambrunas, pestes, etc. Justamente las que fueron características del mundo feudal del que nos sacó el Renacimiento y la modernidad. Qué casualidad ¿No?
Bueno, no es casualidad sino, causalidad. Es el resultado de la derrota del socialismo, intervencionismo, estatismo, todos esos movimientos antimodernidad que son sinónimos de lo que el sabio Aristóteles denominó como vicio de la democracia, la DEMAGOGIA. Su máxima aspiración es controlar algo que es imposible de controlar: una población cada vez mayor, de gente creativa -y no pingüinos malthusianos- que piensa, al inicio de cada día, cómo resolverá su existencia.
En síntesis: el progresismo, es una actitud comprometida con el control, el miedo y, por lo tanto, refractaria al entusiasmo y al despliegue de posibilidades. Si. Efectivamente. AL ENTUSIASMO, a esa fuerza motriz, que a vos, Alejandro, tanto te apasiona apasionar en los demás y que el progresismo no logra, ni logrará, despertar con su visión tanática y aburrida.
Un comentario un poco largo que coloqué en el blog de Rozitchner:
ReplyDeleteEl pasado es un problema resuelto. Fué.
El futuro es oportunidad. Si al futuro sólo lo vemos como problema, el problema somos nosotros. La realidad sólo "es". Para el que quiere vivir sin "sobresaltos", lo mejor es el cementerio. Son los sobresaltos y las sorpresas percibidas, ya no como amenazas sino como oportunidades, las que nos darán de comer y de disfrutar de la vida.
Para cambiar la realidad, primero debo cambiar mi actitud y para cambiar mi actitud hacia la realidad debo, primero, enriquecer la percepción (conocimiento) que de élla poseo, no "enroscándome" en problemas que no estoy en posibilidad de resolver ni apoyando causas perdidas. Esos no son problemas, esas son excusas disfrazadas de problemas para no comprometerme con las soluciones. También debo reconocer los logros de la civilización que hoy se encuentran incorporados a nuestra vida diaria como instituciones y a las que los gobiernos, arrogantes en su ignorancia y al intervenir en su diseño, muchas veces destruyen, incorporando más incertidumbre que la que dicen querer reducir.
Un dato de la realidad actual es la actitud originada por el pensamiento denominado "progresista" que campea por el mundo y que, de progresista, no tiene nada.
Es justamente ese pensamiento limitado, esa actitud progresista, la más retrógrada y conservadora, la más escéptica acerca de la naturaleza humana y del futuro. La más "atornillada", la más "enroscada" con el pasado. La más comprometida con redistribuir la riqueza existente, que con generar nueva riqueza para distribuir entre una población que se duplica cada 40 años. La que sólo avizora desgracias: "calentamientos", escaseces, "vienen por el agua", hambrunas, pestes, etc. Justamente las que fueron características del mundo feudal del que nos sacó el Renacimiento y la modernidad. Qué casualidad ¿No?
Bueno, no es casualidad sino, causalidad. Es el resultado de la derrota del socialismo, intervencionismo, estatismo, todos esos movimientos antimodernidad que son sinónimos de lo que el sabio Aristóteles denominó como vicio de la democracia, la DEMAGOGIA. Su máxima aspiración es controlar algo que es imposible de controlar: una población cada vez mayor, de gente creativa -y no pingüinos malthusianos- que piensa, al inicio de cada día, cómo resolverá su existencia.
En síntesis: el progresismo, es una actitud comprometida con el control, el miedo y, por lo tanto, refractaria al entusiasmo y al despliegue de posibilidades. Si. Efectivamente. AL ENTUSIASMO, a esa fuerza motriz, que a vos, Alejandro, tanto te apasiona apasionar en los demás y que el progresismo no logra, ni logrará, despertar con su visión tanática y aburrida.